Pronunciado: El 22 de mayo de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de
febrero de 2016.
Señoras, señores, compañeras y compañeros:
Este acto trascendente, que se genera por el hecho honroso de haber sido invitado a la Transmisión del Mando de la República Argentina, tiene en este instante, además del significado muy nuestro, algo que quiero señalar y que evidencia la amistad entre dos pueblos y entre dos hombres están presentes aquí, por invitación expresa mía, el Señor Canciller de México y su señora esposa, el Embajador de México en nuestro país, el Embajador de México ante la Organización de los Estados Americanos.
Para mí es muy grato que ellos participen de esta ceremonia; evidencia en forma aleccionadora, los vínculos que siempre Chile tuvo con México y que, puedo decir con profunda satisfacción, se han profundizado como consecuencia del trato directo y personal que hemos tenido con el Presidente de México, Licenciado Luis Echeverría.
Tanto cuando él estuvo aquí, como cuando yo le visitara para devolver su visita, pudimos conversar sobre problemas de nuestros pueblos y de América Latina, fundamentalmente.
Todos los chilenos tuvimos la oportunidad de escuchar y analizar la intervención que el Presidente Echeverría hiciera en la III UNCTAD, proponiendo la importante erección, dictación o compromiso de la Carta de los Deberes y Derechos de los Pueblos, que fuera apoyada irrestrictamente.
Debido a ello, entonces ‐y además de que tanto el Canciller de México como Clodomiro Almeyda, como Ministro de Relaciones Exteriores, han tenido la oportunidad en diversas ocasiones, de analizar los problemas de nuestros países, de sentar las bases de los convenios, compromisos y entendimientos que México y Chile han firmado y, sobre todo, convertir en realidad los acuerdos que allí se habían estipulado‐ para Clodomiro Almeyda es grato que el Canciller de México esté presente, cuando el asume la Vicepresidencia de la República.
Quiero señalar que para mí, el haber designado a Clodomiro Almeyda durante mi ausencia, como Vicepresidente de la República, implica el reconocimiento a un compañero y un amigo, que en el desempeño de su cargo destaco los perfiles de Chile, al conducir las Relaciones Exteriores dentro de los marcos de dignidad e independencia que ha trazado el Gobierno Popular. Y quiero señalar ‐y ello no es un elogio‐ que el Compañero Almeyda ha concitado el respeto de todos los chilenos y además el aprecio y el respeto de los Cancilleres de los países con los cuales conversara, discutiera, o tratara problemas de alta importancia, no solo para Chile, sino para América Latina.
Su voz estuvo presente en un mundo que interesa a nuestros conceptos internacionales, como en la Organización de los Estados Americanos y en Naciones Unidas. Por su actitud, en la consecuencia de sus convicciones, comprendió ‐y esto lo compartieron otros dos Ministros: el Compañero Rolando Calderón, Ministro de Agricultura hasta hace poco y Hernán del Canto, Ministro Secretario General de Gobierno‐ que si servía a su país en el cargo de importancia de Ministro de Estado, le sirve también, y casi siempre en forma más sacrificada pero más eficaz, cuando se toman responsabilidades partidarias; cuando se vuelva voluntariamente al seno de la organización política a que se pertenece, para desde allí seguir consolidando al Gobierno y a las conquistas que han logrado los trabajadores.
Una actitud de éste tipo señala una responsabilidad que no es usual, y que es propia de compañeros que tienen firmeza en sus convicciones y un concepto revolucionario para apreciar la forma como se trabaja por la revolución y por Chile.
Quiero destacar que la designación de Clodomiro Almeyda, coincidió por cierto con mi decisión de que esté presente en Argentina el compañero Gerardo Espinoza, Ministro del Interior titular.
También hemos designado hoy Ministro de Relaciones Exteriores a Orlando Letelier, que sirviera hasta hace poco el cargo de Embajador de Chile en Estados Unidos. Creo innecesario reseñar la personalidad del nuevo Canciller, que es bastamente conocida en nuestro país, y más allá de nuestras fronteras. Solo quiero señalar que como Embajador de Chile en Estados Unidos, supo dar a su misión el contenido de dignidad, que el Gobierno Popular ha impreso en todos sus actos, fundamentalmente en el campo internacional.
Me ausento por 4 6 5 días de la Patria, con la certeza y la seguridad del que sabe del vigor de nuestras instituciones y la fuerza moral de este Gobierno. Voy a cumplir una tarea grata y honrosa, estar presente en la transmisión del mando de la República Argentina, cuando asuma al poder el señor Héctor Cámpora.
Fui invitado cono correspondía, por el Gobierno actual de Argentina, que preside el General Alejandro Lanusse. Pero además recibí una invitación personal, que me envió el Presidente electo, señor Héctor Cámpora, por intermedio de su hijo, quien vino especialmente a hacerlo, entregándome una carta del Presidente electo.
En esta oportunidad quiero señalar que las relaciones entre Chile y Argentina se han mantenido ‐como siempre‐ en un nivel que marca que los argentinos y chilenos sabemos encontrar los caminos del respeto mutuo y de la Ley, cuando hay problemas que nos separan.
Por eso ha correspondido al Gobierno de Chile y Argentina, buscar el instrumento jurídico, la resolución que ponga término a la apreciación distinta que teníamos sobre el Beagle.
Quiero señalar que caducado el Tratado de 1902, pocas veces se ha visto el hecho de que en forma tan rápida se llegara a un nuevo tratado, que prácticamente mantiene los mismos lineamientos del anterior, con la diferencia que entrega a conocimiento de las posibles diferencias, a un Tribunal Internacional de Derecho.
Quiero decir también, que el convenio laboral se estaba discutiendo hace 18 años, fue firmado hace meses por Chile y Argentina, y tiene una gran significación y proyección latinoamericana, ya que confiere a chilenos y argentinos derechos previsionales que significarán la posibilidad que cuando regresen a sus respectivas Patrias, haya continuidad, de tal manera que su familia y ellos, tengan derechos de jubilación, y por primera vez en nuestra América Latina, se consagre, más allá de las fronteras materiales de los países, una concepción tan justa que debe ser la seguridad social para el hombre latinoamericano.
De allí entonces que resalte que para ni es una obligación señalar el alto nivel alcanzado en las relaciones chileno-argentinas, en campos tan importantes como los que yo he recordado, además de la intensificación de las relaciones comerciales, que nunca antes tuvieron la magnitud y el volumen a que han llegado en estos dos últimos años.
Por último, ustedes comprenden perfectamente bien la significación que tiene para Argentina, el hecho trascendente de que la voluntad popular, expresada en los últimos comicios celebrados en ese país, haga sobre la base de esta definición que el señor Cámpora asuma la Presidencia de la República.
Por todas estas razones nos hemos reunido hoy, para dar forma a esta posibilidad de mi viaje, y he querido que tenga esta reunión algo más que la forma o el formulismo administrativo gubernativo.
Este es el contenido que yo he querido darle para destacar que el señor Vicepresidente de la República, compañero y amigo Clodomiro Almeyda, llega a este cargo después de haber sido casi tres años Canciller, y es hoy el único Ministro que empezó en la Cartera de Relaciones; que termina voluntariamente en ella, para asumir responsabilidades partidarias, lo que le da un perfil muy suyo a su actitud, y que alcanza la Vicepresidencia de la República en función de su trayectoria, de su actitud y de la labor desempeñada en el Ministerio de Relaciones. Por todo ello, merece el reconocimiento de su Compañero Presidente y del país. (Aplausos).