Pronunciado: El 18 de octubre de 1972.
Versión digital: Eduardo Rivas, 2015.
Esta edición: Marxists Internet Archive, 4 de
febrero de 2016.
En primer lugar, quiero decirles que traía semiescrito un discurso, que lo he dado vuelta.
Además quiero pedirles excusas por el retraso voluntario, para llegar hasta aquí; voluntario, porque estaba en la amplia sala del edificio de la UNCTAD, con cuatro mil o cinco mil compañeras inaugurando la Secretaria Nacional Femenina, y ahí les dije que mientras vivíamos las horas duras de la agresión externa e interna nosotros le entregábamos a la mujer chilena las mejores condiciones materiales, el mejor edificio levantado con ejemplar actitud por el pueblo, para que ella realizara su trabajo y su labor en beneficio del niño y de la madre chilena.
Mientras otros quieren destruir las simientes en que descansa el futuro que es la vida y que es la madre, nosotros afianzamos el derecho de la mujer no sólo en el aspecto material sino legal, por eso también, hace cuatro o cinco días, firmé con plena satisfacción el proyecto de ley que da igualdad de derechos a todos los hijos de Chile, concebidos dentro o fuera del matrimonio.
Si he puesto boca abajo el semi discurso es porque quiero conversar con ustedes. La verdad es que siempre lo dijimos, y pensamos que ello debió haber calado más hondo en la conciencia y en la razón de la mayoría de los chilenos, fundamentalmente, en la conciencia de los profesionales y técnicos chilenos.
Dijimos, durante muchos años, por mandato popular que Chile debía romper su dependencia económica para conquistar una existencia más digna y mejor para sus grandes masas postergadas.
Señalamos hace muchos años que en éste y otros continentes los pueblos productores de materias primas e importadores de artículos manufacturados viven el drama de una pobreza, a pesar del potencial de riquezas materiales que poseen.
Señalamos, fundamentalmente, la distancia que separa, en los diversos continentes a los pueblos en vías de desarrollo de los pueblos del capitalismo industrial o el socialismo y que cada vez se hacía más ancha y sostuvimos que en América Latina, cualesquiera que hubiera sido el Gobierno de un país: democrático, pseudo democrático, castrense, dictatorial, civil, ningún Gobierno había solucionado los problemas esenciales del hombre, genéricamente hablando, de la educación, del trabajo, de la salud, de la vivienda, del descanso y de la recreación.
Dijimos, entonces, que era fundamental que un movimiento agrupara a la inmensa mayoría de los chilenos, y de acuerdo a nuestra realidad, hacer posible -utilizar los caminos de Chile- la victoria que permitiera hacer los cambios estructurales indispensables, para que Chile pudiera conquistar su independencia económica, y nosotros hacer posible una vida diferente para la inmensa mayoría de nuestros compatriotas.
Larga tarea, diversas batallas, derrotas, victorias transitorias en el campo electoral, avance en la conciencia de los trabajadores, fortalecimiento de su organización sindical (eco del proceso del mundo que golpea nuestras fronteras) y fundamentalmente experiencia que señalaba, que sólo sobre la base de la unidad de los partidos de clase y los partidos de la pequeña burguesía, llamando sin sectarismo a los más amplios sectores que tuvieran como visión un destino mejor para Chile era posible que alcanzáramos aun con las dificultades, el Gobierno a través del cauce electoral.
Dijimos que era difícil ganar. ¡Ganamos!
Sostuvimos que la victoria de las urnas iba a sernos discutida, y se iban a utilizar todos los caminos para impedir que alcanzáramos el Gobierno. Y así sucedió.
Chile, desde el 4 de septiembre de 1970 hasta el 3 de noviembre de ese año vivió un proceso interno que no hay que olvidar. Marcado por la acción directa, el terrorismo, la utilización de la noche para el crimen político que culminara con el asesinato del Comandante en Jefe del Ejército, General René Schneider.
Toda esa etapa la vivimos, la sentimos, la padeció y la aprendió el pueblo.
Pero, sólo hace algunos meses pudimos tener conciencia que a los factores internos se había agregado, como lógicamente sabíamos, aquellos que tenemos algunas experiencia de los procesos revolucionarios, la mano tenebrosa del imperialismo, los bastardos intereses de las empresas transnacionales.
Y aquí en nuestra Patria quedaron las huellas digitales de la ITT, que no trepidó en utilizar su influencia y su dinero hasta arriesgar la posibilidad de una guerra civil.
Quedaba en el hecho ahora notoriamente claro como siempre han ido coludidos los factores internacionales, las fuerzas internacionales del imperialismo, con los grupos plutocráticos que defienden sus intereses y que entregaron antes los sagrados intereses de la Patria.
Y esa experiencia la vivimos y la estamos viviendo.
Por eso también agregué reiteradamente que si era difícil ganar y más difícil llegar al Gobierno, sin compromisos, como lo hicimos, porque cuando firmamos las garantías constitucionales no hicimos nada que no estuviera contemplado en la Constitución chilena y tan sólo reafirmamos y clarificamos ideas y conceptos que están involucrados en el Programa de la Unidad Popular, tan sólo afianzamos derechos que el pueblo de Chile a lo largo de muchos años de lucha conquistó; derechos que con un sentido democrático respetamos porque lo tienen los sectores opositores que hacen oposición dentro de los marcos constitucionales y legales; pero que no aceptamos que sean utilizados para maniobras sediciosas, derechos que respetamos dentro de los marcos de la ley, pero que combatiremos implacablemente con la ley y la organización del pueblo, cuando quieran destruir las bases en que se cimenta la voluntad del pueblo expresada en el Gobierno Popular.
Obstáculos al programa
Por eso, también agregamos que más difícil aun sería cumplir el Programa. En este país, como en muchos otros, hay una tradicional costumbre: levantar programas, triunfar y olvidarse de ello.
Ahora no podía ocurrir y no podría ocurrir, no sólo por la convicción de los dirigentes políticos y sindicales que forman la base de la Unidad Popular, sino porque el pueblo iba a ser Gobierno, los trabajadores iban a ser Gobierno y este era su programa y este es su Gobierno.
No lo íbamos a olvidar si no lo iban a olvidar los trabajadores, lógicamente el cumplimiento de este programa, las dificultades que hemos vivido y que seguiremos viviendo, porque si son horas duras las que hemos pasado y más duras las que estamos pasando en este instante; tenemos que prepararnos para otras que aún serán peores.
El imperialismo es demasiado poderoso, los intereses que hemos heridos tiene tentáculos en todas latitudes, intereses nacionales cercenados, las granjerías limitadas, hieren también a aquellos que siempre se imaginaron que el poder iba a continuar en sus manos, para beneficio de una minoría en detrimento de la mayoría del país.
Nuestro programa, claro, determina que el Gobierno que presido es un Gobierno Popular.
democrático, nacional y revolucionario, destinado a abrir caminos al Socialismo en democracia, pluralismo y libertad.
Muchos compañeros, mucha gente no ha entendido con claridad la estrategia y las tácticas que el movimiento popular se ha trazado, muchos se imaginan que hay reglas internacionales para ser aplicadas mecánicamente en los procesos revolucionarios, sin entender que cada pueblo tiene su idiosincrasia, su historia, su tradición, su propia vida institucional.
Por eso, es que también, si es difícil realizar el Programa por la resistencia que oponen los sectores tocados o heridos en sus intereses, no es menos difícil cuando dentro de los propios sectores de izquierda apunta la duda, la desconfianza, por el camino que hemos señalado que debemos seguir.
Es importante calificarlo y es conveniente aprovechar esta oportunidad para insistir en las diferencias fundamentales del proceso revolucionario nuestro, que es un proceso revolucionario y que al margen de los hombres que tenemos más o menos responsabilidad directiva, está como el gran actor el pueblo, en su conciencia, en su voluntad y en su decisión lo que ocurra en Chile, siendo auténticamente nuestro, siendo este país el único que ha buscado por el cauce que he señalado, la construcción de una sociedad distinta. Siendo auténticamente nuestro -repito- el proceso revolucionario concita el interés de millones y millones de seres humanos, de los distintos continentes.
De allí entonces, que además del compromiso contraído con nuestro pueblo y nuestra conciencia, sin haberlo expresado, hemos sido a lo largo de los días en que estamos construyendo las bases de una economía distinta y de una convivencia social diferente, un compromiso también con millones y millones de hombres y mujeres que a lo largo del mundo tiene profunda preocupación y profundo interés, porque nosotros alcancemos las metas que nos hemos fijado.
Ellos saben cómo sabemos nosotros ahora, que si acaso hombres de un idealismo como los vietnamitas dan su vida por obtener la unificación de su tierra, de su país, y su independencia, también están dando una batalla por millones de hombres de países dependientes. De igual manera, nosotros, en una actitud distinta y en una dimensión humana muy diferente también estamos contribuyendo a un proceso clarificador y avanzado en la emancipación de Chile y contribuyendo a fortalecer la conciencia internacional que empuje la lucha libertadora de los pueblos para su independencia y su dignidad.
De allí entonces, que se agranda, se acrecienta la tarea que tenemos y de allí también, la obligación de entender que si esta tarea se hace grande, se hace más grande la resistencia de aquellos que comprenden que la victoria de Chile es, no sólo una derrota para los sectores oligárquicos y plutocráticos nacionales sino una dura derrota para el imperialismo norteamericano.
Por ello es que hemos ido lentamente aprendiendo la forma como proceden y las armas que utilizan. Desde la etapa preelectoral en que no se restaron epítetos y vituperios en contra nuestra; desde la imagen deformada que en el campo internacional y nacional se hizo de nuestro movimiento y nuestro Programa hasta hoy. Y lamentablemente estamos viviendo un minuto y un instante de la historia de Chile, en que hay una acción paralela o conjugada con bastardos intereses externos con problemas internos, manejados con turbio interés político y envueltos en un aparente ropaje gremial.
Esta mañana se publicó en muchos diarios de Venezuela y en muchos diarios de América Latina y de Europa la siguiente comunicación transmitida desde Chile por la DPA, Agencia de Alemania Federal que trabaja junto con ORBE, que usa el mismo teletipo, lo siguiente, a ver si conocen el país: “Militares y civiles luchan cuerpo a cuerpo en las calles; dinamitados, totalmente destruidos cuatro supermercados, y voladas tres vías férreas, 11 muertos en violentos incidentes” y otras noticias de esta misma característica. La misma emisora nos informó hoy, citando como fuente de origen a la radio Argentina “Belgrano”, lo cual deja sujeto a confirmación posterior en el último minuto, que abrieron una puertecita; que “la Base Naval de Talcahuano, situada a unos 500 kilómetros al sur de Santiago se había alzado, colocándose aliado de los civiles que están luchando en las calles en defensa de la democracia”. Las plantas televisoras -dice, se refiere a las de Venezuela- han tratado la información procedente de Chile, limitándose a publicar el material que traen las agencias noticiosas internacionales. Los periódicos, casi todos los cuales carecen de opinión editorial, son más prudentes que El Mercurio. No han dado cabida todavía a colaboradores, generalmente políticos, que se ocupan de la situación chilena. En Caracas, hay una fábrica de artículos contra Chile, escritos por mercenarios chilenos, que sin que nadie les dijera que se fueran, se fueron y están alquilados allá, como no tienen aquí su pluma para escribir en contra del pueblo y contra nuestra.
Calculen ustedes, si me he detenido a leer este infundido, es porque hoy día a lo largo y a lo ancho de este y de todos los continentes, la imagen de Chile es la de un país indiscutiblemente -y no al borde- en plena guerra. Esta clima lo han venido preparando, esta es nada más que la culminación material de lo que reiteradamente han anticipado, en pequeños noticias, informaciones y artículos.
Y entonces esta es la etapa superior de lo que han hecho hace horas en Francia, lo que han hecho ayer en Holanda, lo que intentarán hacer mañana en Suecia, es decir, embargar el valor de nuestro cobre, de nuestro propio cobre. Y cuando yo decía al comenzar esta conversación con ustedes, que el proceso chileno tenía proyecciones de interés y preocupación internacional inusitada, que nosotros mismos no comprendíamos en su cabal profundidad el compromiso que tenemos, estaba pensando entre otras cosas que era bueno decir lo que ha ocurrido -someramente- frente a esta actitud de la Kennecott.
Nunca antes un país recibió, como nosotros, una demostración solidaria más importante. No la tuvo México cuando Lázaro Cárdenas en el año 1938 iniciara la nacionalización del petróleo y lo consiguiera, frente a la manera brutal como se le combatió desde fuera, también por el imperialismo americano. No la tuvo aun Cuba, que también por otros caminos impulsó, como era lógico, su nacionalización. La hemos tenido nosotros, a través del apoyo de muchos pueblos del capitalismo industrial, en el irrestricto apoyo de los países No Comprometidos, el apoyo de trabajadores, intelectuales y estudiantes de los países del capitalismo industrial, el apoyo de Gobiernos latinoamericanos y pueblos latinoamericanos, el apoyo irrestricto del campo Socialista. Nunca antes los trabajadores franceses se habían negado a desembarcar las mercaderías o la carga de un barco que llegaba a sus costas enviado de otra parte; ¡lo han hecho como una protesta y en defensa de Chile!
Lo mismo han hecho los trabajadores Holandeses.
Aquí estuvo reunido hace días el Consejo Mundial de la Paz. Vinieron 80 representantes de distintos países y de todos los continentes, hombres de distintos colores y razas, religiones e ideas, pero que tenían una idea central y matriz; ayudar, expresar su solidaridad, levantar su voz de la lucha del pueblo de Chile por su dignidad y por su independencia, y el mismo apoyo que estamos recibiendo sin reticencias a lo largo del orbe, lo que viene a señalar nuestra mayor responsabilidad y al mismo tiempo la mayor actitud criminal de los malos chilenos, que quieren herir a Chile cuando desde fuera se lanza en contra nuestra la fuerza agresora del imperialismo norteamericano.
A mí me interesa ir señalando cómo a medida que nosotros avanzábamos con las dificultades inherentes al proceso revolucionario nuestro, que debe caminar dentro de los cauces constitucionales y legales, como digo, a medida que íbamos avanzando en el cumplimiento del Programa y que el cobre llegó a ser nuestro, como el hierro” el salitre, el carbón y el petróleo a medida que utilizarnos la ley, que ellos hicieron, pero que nosotros la fijamos en profundidad, con decisión, de Reforma Agraria, se terminó con el latifundio y nosotros en 20 meses de Gobierno hemos expropiado 5.400.000 hectáreas en 20 meses de Gobierno, cifra casi un 100 por ciento superior a la hecha por el gobierno que obtuvo esa ley, con apoyo nuestro, en seis años, cuando hemos utilizado la ley para nacionalizar monopolios industriales, cuando hemos utilizado la ley y comprado acciones bancarias y estatizado los bancos, esta gente ha entendido que este Gobierno cumplía el Programa, porque este es el Gobierno de los Trabajadores y los trabajadores tienen clara conciencia de lo que significa derrotar el imperialismo, luchar por la independencia económica de su país, e intentar los pasos para afianzar una estructura económica distinta.
Agresión interna y externa
Por eso, cada medida provocaba una reacción en contra nuestra. De allí entonces que la campaña interna se hacía más fuerte y la intención más clara, ir creando la atmósfera de que este era un Gobierno que no podía continuar. Inclusive, caballerosos viajeros enviados por el Departamento de Estado a recorrer América Latina, y que’ no pasaron por Chile, con gentileza democrática, dijeron que no habían venido a este país, porque a este Gobierno le quedaban muy pocos días; pero los días se han prolongado algunos meses y yo pienso que los meses se prolongarán algunos años.
Pero, la verdad es que nunca antes se había visto una impudicia igual de parte de funcionarios de jerarquía que, aunque oficiosamente, representaban al Presidente del más poderosos país del capitalismo industrial. A medida en que avanzábamos, ellos pretendían, después de haber aplicado yo, en el caso del cobre, las disposiciones claras de la Constitución, ellos pretendían o soñaban que nosotros íbamos a dejar las cosas de tal manera que así pudieran obtener una indemnización, después de habernos estrujado como a un limón de Pica durante cincuenta años, se encontraron con que eso no ocurrió; de mala gana recurrieron al tribunal nacional y cuando el Tribunal nacional ha fallado en su contra, entonces, sin autoridad moral, han recurrido a la legislación de otros países para perjudicarnos extraordinariamente y además en el campo internacional.
Hay que pensar que las dificultades se hicieron más palpables; llegaron por ejemplo, hasta cerrar para Chile los créditos con que siempre contó en la banca privada norteamericana y de 270 millones al año, hemos tenido 30 este año.
El precio del cobre, que si bien se fija en la bolsa de Londres -ahora, porque antes se compraba también en Estados Unidos y nosotros les indicamos que debía comprarse en Londres, donde el precio ha sido mejor- la bolsa de Londres también es manejada por aquellos países, sobre todo, que tienen stock de cobre y que lanzan al mercado parte de su stock a precios bajos.
Los profesionales no deben olvidar entonces, que este país, que tiene como ingreso fundamental de sus divisas el cobre, ha visto el embate que significa el descenso del precio de este metal que alcanzó un promedio el año 1970, de 50 centavos la libra, a 49 el año 1971 ya una cifra similar este año.
Produjimos más cobre el año 1971 que el año 1970 a pesar de todo y este año vamos a producir más cobre que el año 1971, pero tuvimos 165 millones menos de dólares de ingreso por el cobre el año 1971 y este año tendremos una cifra igual a pesar de producir más.
Restricción de los créditos a corto plazo; menos ingreso por el cobre, obstáculos para obtener los créditos en los organismos multinacionales de que formamos parte, el Eximbank y el Banco de Desarrollo; limitación de los créditos en el mercado del dinero en Europa, excepto en algunos países y hay que reconocerlo, hemos recibido un trato -que tengo la obligación de señalar- de comprensión, fundamentalmente en Suecia, Holanda, España y Francia.
Quiero decir que en París, obtuvimos una renegociación, que si bien significó un alivio, fue restringido y quiero señalar entonces, que todos estos factores que han significado una baja extraordinaria en las disponibilidades de divisas, se agrega el alza de los alimentos, como consecuencia de la devaluación del dólar y la extraordinaria alza de los precios.
El estimado colega Dr. Lagos, señaló que el Programa de leche era un programa esencial del Gobierno Popular y así lo es. Sepan Uds., que la leche en polvo ha subido de 580 dólares la tonelada a 960, y a ello hay que agregarle los fletes. Piensen ustedes que el trigo, sólo entre agosto y septiembre, subió 22 dólares la tonelada, y agreguen el flete.
Nosotros el año pasado invertimos 50 millones de dólares para traer leche en polvo. Este año, invirtiendo 100 millones de dólares, vamos a traer un poco más de lo que trajimos el año pasado, un 6% y no más invirtiendo 100 millones de dólares, calculen ustedes. Piensen que tenemos que comprar un millón de toneladas de trigo el año 1973; ya en un mes significan 22 millones más de dólares y quizás a cuanto subirá el trigo, cuando tengamos que firmar nosotros los contratos y si es que encontramos trigo, porque en el mercado mundial hay déficit de trigo, y hay déficit de trigo entre otras cosas, porque grandes países, como la Unión Soviética, han tenido un año pésimo de la agricultura, y ha tenido que comprar 7 millones de toneladas de trigo en el mercado internacional.
Pero lo que es más grave, es que a todos los hechos que estoy anotando, se agrega el que las compañías, al obtener embargos sobre el valor de nuestro cobre, plantean y crean todo un clima de incertidumbre en el cumplimiento de nuestros compromisos económicos, por una parte, y enseguida plantean frente a los usuarios nuestros la duda respecto a si podremos entregarles la cantidad de cobre que ellos han adquirido, porque nos embargan el equivalente al valor y mañana pedirán el embargo del cobre, como ya lo ha hecho la Kennecott, porque sostiene impúdicamente que ella es dueña de ese cobre.
Chile, antes llevaba los contratos comerciales a los bancos, así como ustedes y yo hemos llevado muchas veces letras al banco y les prestan plata sobre la letra. Si es una letra por 20 millones, les prestan 5, 8 o 10 millones, según el respaldo comercial. Llevábamos nosotros los documentos bancarios al comercio internacional y calculen ustedes, Chile tiene un ingreso cercano a los 800 millones de dólares por el cobre, nos anticipaban para la posibilidad de nuestro manejo financiero, según los contratos, 300 o 400 millones de dólares o 500, claro, en escala, según se iban entregando los contratos.
Hoy no nos anticipan ningún centavo. Yo quiero que piensen ustedes cuál es realmente la situación que tenemos y cuáles son los efectos de la agresión que recibimos. Y ello entonces también explica el que se acrecientan las dificultades internas, por ejemplo en los repuestos, porque nos obligan a pagar al contado, pero no tenemos los dólares. Enseguida, nos ponen dificultades por ser chilenos y porque toda la instalación industrial, sobre todo las empresas cupríferas, tienen su origen en Estados Unidos y no nos venden los repuestos.
Hemos querido avanzar y aprovechar mejor nuestro cobre y establecer un método que se llama colada continua, pero el horno necesita una patente y no han querido entregarnos esta patente -que se le entrega a todos los países del mundo- por haber nacionalizado el cobre.
Necesitamos para producir más en Chuquicamata, sacar más minerales, necesitamos palas mecánicas. Hemos golpeado todas las puertas y al final de muchos meses conseguimos 4 palas, entregadas a determinado plazo desde Japón y cuando quisimos comprar los camiones de 100 toneladas, los camiones tolva, los contratos que habíamos firmado con Australia se deshicieron por la prepotencia insolente de la Anaconda.
Todas estas cosas debe saberlas el profesional para difundirlas ante el pueblo y para explicarle al que no pasó por la Universidad, cómo influye en el proceso inflacionista y como exacerba las dificultades, el hecho que se nos agrede en la forma en que se nos agrede. Y además entonces, entender que internamente nosotros hemos tenido que realizar una política que siendo justa, crea problemas en un país que tiene una infraestructura insuficiente para satisfacer las demandas en un proceso auténticamente democrático, cuando el pueblo se incorpora a la exigencia de derecho que antes le negaron.
Se evidencia con claridad meridiana, que a este país le faltan camiones; a este país le faltan puentes resistentes para que pasen vehículos auténticamente pesados; este país tiene el peor servicio portuario del mundo; todos los días se pierden mil, dos mil, tres mil o cinco mil dólares diarios en los barcos que están a la gira, porque no hay local para desembarcar las mercaderías en los puertos chilenos. Si se desembarcan las mercaderías, no hay como transportarlas; entonces todo un proceso se agrega al exterior, para acentuar nuestras dificultades.
Y cuando haciendo una política justa de redistribución del ingreso, cuando dándole el derecho al trabajo a 200 mil chilenos, incorporamos al mercado interno a 600 mil personas que antes no tenían ni siquiera cómo comer lo esencial, estamos creando, frente a una producción limitada, las dificultades propias de un mercado más amplio y a pesar de haber entrado a caminar toda la industria ociosa que había instalada, que representaba un 25%, la demanda de bienes es mayor que la producción de bienes.
Entonces se produce este proceso que permite la explotación inmisericorde de nuestros adversarios, que callan que hemos heredado un país con las condiciones que he señalado y al cual se le agrede internacionalmente, para provocar un caos que desde dentro se está estimulando.
Desean una crisis institucional
Cuando aquí se escribe un artículo, para decir que no se va a cumplir con las cuotas de cobre, que nosotros somos incapaces de manejar el cobre, a pesar de que saben que vamos a producir más cobre que lo que produjeron ellos, no están escribiendo para Chile. Están escribiendo para fuera de Chi le, para que allá los compradores de cobre digan: “No van a cumplir”, y se nos cierren todas las posibilidades de crédito, por lo menos.
Cuando allá se publican cosas como ésta, ustedes comprenden, que consagran allá una imagen que, indiscutiblemente, tiene todo el contenido de una guerra civil. Entonces, cierta gente, en forma deliberada, ha ido caminando (algunos conscientemente, los menos, otros han sido arrastrados y otros no se dan cuenta) a un proceso político que aquellos que conscientemente lo han hecho desean que termine en una crisis institucional.
En la primera etapa, pensaron que una oposición independiente, es decir, no vinculada la oposición en sí misma, sería un factor suficiente; no pudieron detener nuestro avance. Se produjo entonces la complementación, yo diría, de la actitud opositora, hasta llegar al entendimiento del Partido Confederado para proyectar seguramente más allá de lo electoral, como lo hemos visto, en una actitud similar.
El año pasado vivimos las primeras escaramuzas (independientemente de la acusación de 4 ministros) que no tuvieron eco en el Congreso, pero después el entendimiento político permitió sancionar al Ministro Tohá y después al Ministro del Canto. Vivimos la tendencia a hacer del Congreso el factor fundamental de resistencia al avance del Gobierno. Vivimos iniciativas parlamentarias destinadas a modificar la Constitución, que cercenaban atribuciones que siempre tuvieron todos los Gobiernos e instituciones estatales o semi estatales.
Contemplamos la agresión al financiamiento del presupuesto y la corporación de determinados artículos que nada tienen que ver con la Ley de Presupuesto.
Fuimos obligados a ir seis veces al Tribunal Constitucional y nosotros, calificados de anti-constitucionalistas o si no que somos contrarios a la Constitución -para expresarme bien- nosotros obtuvimos 5 fallos favorables, es decir, nosotros hemos marchado dentro de los cauces constitucionales y ellos quieren apropiarse de los derechos constitucionales de la democracia y de la libertad. Pues bien: han ido más allá todavía y cuando han comprendido que a pesar de todo caminaba, tuvieron la ilusión de que podía llamarse a un plebiscito con lo cual poner término a la vida del Gobierno Popular.
Yo respondí que no iríamos al plebiscito para algo fútil, pero sí que iríamos al plebiscito por ejemplo, para determinar si los obreros tenían derecho efectivo de participación en las industrias estatizadas, mixtas y privadas, y también iríamos a un plebiscito, para ver si el pueblo era partidario o no que construyéramos el Área Social de la economía.
Planteado de esa manera el derecho que tiene el Ejecutivo para fijar las líneas del plebiscito, no insistieron en él. Tuvieron la esperanza -la dejaron traslucir- de que podían, indiscutiblemente, encontrar en las elecciones una respuesta, porque se envalentonaron con las cuatro elecciones complementarias y la derrota sufrida por nosotros en la Universidad de Chile. Pero aconteció que vinieron las elecciones de los estudiantes en la Universidad de Chile, las ganamos; ganamos en Concepción y en la Técnica; ganamos en la Universidad de Concepción; ganamos la Central Única de Trabajadores; creyeron que iban a tener un éxito extraordinario, una derrota nuestra en Coquimbo, y en realidad los resultados fueron superiores a los que nosotros nos habíamos imaginado.
En ese instante, ya alguien había hablado de la “resistencia”. Alguien habló primero de la “desobediencia civil” y el Partido Nacional transformó y convirtió esa frase en un slogan, no de desobediencia, sino de “Resistencia Civil”.
Y empezó entonces a caminar todo un proceso, empujando decididamente una actitud sediciosa, que tuvo durante meses una característica: crear a través de la prensa, la sensación de que este era un Gobierno que estaba sobrepasado por los hechos, que el Presidente no tenía autoridad, que el Partido Comunista hacía y deshacía, un día, y otro día el Partido Socialista y otro día cualquier otro de los Partidos, pero siempre disminuía la autoridad presidencial.
Reclamaban insistentemente la utilización tradicional de las fuerzas institucionales del Estado, para que tuviera nuestra actitud un criterio represivo. No lo hicimos. Desataron una campaña inmisericorde para halagar a las Fuerzas Armadas y trazaron toda una política, especialmente de tipo femenino, para estar cerca de los familiares de las Fuerzas Armadas y trazar un panorama negro de los propósitos del Gobierno.
Crearon la ilusión de que podían resquebrajar la disciplina de las Fuerzas Armadas, de Carabineros e Investigaciones. No lo lograron. Ha costado que el pueblo entienda -y ahora lo he entendido bien- que Chile tiene como características distintas, el camino que hemos seguido, que descansa fundamentalmente y sólo puede realizarse en la férrea unidad popular y en la movilización de las masas y del pueblo, con conciencia, con organización, con disciplina, sabiendo las metas que debe alcanzar. Y también descansa nuestra posibilidad, en saber cabalmente que tenemos Fuerzas Armadas y Carabineros, Investigaciones y especialmente las Fuerzas Armadas, con una tradición de eficiencias y profesionales, pero respetuosas de la Constitución y la Ley, lo que les da un sello muy peculiar y exclusivo a Chile, en este y otros continentes.
Por eso es importante que esto se entienda, de la misma manera que es importante cuál ha sido mi actitud y la del Gobierno en estos momentos, cuando se ha pasado, primero del obstáculo parlamentario, de la crítica parlamentaria, y de la crítica de la prensa, hecha muchas veces de tal manera, que uno casi piensa que no puede ser cierto que digan las cosas que suponen se han hecho y han ocurrido en Chile y que a veces tienen una imaginación tanto o más tenebrosa que este cable que leí. ¡Y hemos soportado todo esto!
Entonces, después de las victorias que señalé, en el campo de los trabajadores, cuando nosotros hemos hecho la participación de los trabajadores efectiva y real; cuando hemos creado los comités de administración; cuando la Central Única de Trabajadores está incorporada al Consejo de Economía; cuando hemos firmado los convenios con la CUT y el Gobierno; cuando hemos creado las Juntas de Abastecimiento y Precios para empezar a organizar el pueblo en el estudio y solución de sus propios problemas -alimentación, locomoción, salud-; cuando hemos ido democratizando y por lo tanto haciendo que participe más gente; cuando en Chile hay más democracia; cuando en Chile haya pesar de todo, más desarrollo económico; cuando en Chile hay más libertad, porque nunca la hubo tanto, entonces aparece, clara y nítidamente la táctica fascista, que se expresa en la gente de Patria y Libertad, en su lenguaje y en la actitud de muchos hombres que intervienen en la vida política chilena. (Yo les pido a los compañeros que cuando nombre -de pasada- a un grupo, no silben.
El problema es que ni con Aplausos ni con silbidos se defiende la revolución).
Pues bien, aparece el fascismo, la resistencia civil se predica y se practica. Y ahora se practica a través de un pretexto: el no respeto nuestro a los derechos gremiales.
Tengo que decir que esto, no sólo no es exacto, sino que es lo más absurdo, lo más mistificado, falsificado, lo más brutalmente tergiversado.
Hubo aquí un plan, en marzo del año pasado, que denunciamos. Y cuando lo denunciamos, se dijo que era una mentira nuestra, una fábula nuestra, un show nuestro. Pero cuando quisimos tomar preso al segundo o tercer cabecilla, que era un señor Marshall, éste se escapó a Bolivia.
Sin que nadie se lo pidiera y se lo pagara, el señor Marshall dijo que él había sido el empresario del complot, que se habían eliminado dos Oficiales del Ejército, y que efectivamente el plan había fracasado por la precipitación de un oficial.
O sea, que el complot existió y uno de los participantes escapó de Chile.
No reconocieron nunca que era cierto lo que habíamos dicho; y entonces, decepcionados un tanto de la expectativa ya abandonada del plebiscito, y no creyendo que las elecciones iban a dar el tercio -que no lo podrían obtener jamás (creían que ellos iban a obtener los dos tercios y nosotros no íbamos a obtener el tercio restante)- y cuando se dieron cuenta que esto era imposible, después de Coquimbo trazaron -no digo toda la oposición, yo lo sé muy claro- lo que llamamos el “Plan septiembre” y que lo dimos a conocer.
Pero resulta que cometieron dos errores. El fundamental de ellos, el desconocer las características del proceso chileno, y sobre todo, la conciencia de nuestro pueblo.
Y el “Plan septiembre” iba a desarrollarse entre el 8 y el 18 de septiembre, e iba destinado a una crisis institucional.
Primero desconocieron la lealtad de las Fuerzas Armadas, Carabineros, y enseguida, la fuerza del pueblo.
El pueblo es gobierno
Era el diluvio de las alzas; no había habido reajuste; vino el 4 de septiembre y dijeron: “No va a haber apoyo popular, suponemos que Allende no se atreverá siquiera a salir a la calle”, y se encontraron con que el 4 de septiembre movilizamos nosotros 1 millón 300 mil chilenos de Arica a Magallanes, sobre la base de 700 mil que nadie ha negado en Santiago. Eso es el 42% de la población activa en un país que tiene 3 millones 800 mil trabajadores.
No hay país del capitalismo industrial, que por equis circunstancia -no digo un movimiento político- haya hecho la misma demostración.
Y no creo que haya un país socialista que lo haya hecho en esa proporción, y quizás, y sin quizás seguramente lo pueda hacer Cuba, pero no ha hecho una movilización nacional como nosotros.
En la historia de Chile, nunca se movilizó más gente, a pesar de las alzas, a pesar de que no habíamos avanzado lo suficiente, a pesar de la insolencia reaccionaria; yo diría que el espíritu y la conciencia está expresada en un letrero que leí alborozado y sorprendido, en medio de esa masa densa, de esa cosa clara por lo densa y multicolor, no sólo por la forma exterior, sino por el contenido de los gritos y de los cantos; avanzaba un hombre con un gran letrero. Voy a quitar una palabra, y Uds., sin oírla la van a extender. Este letrero decía: “Este es un Gobierno de porquería, pero es mi Gobierno, ¡VIVA MI GOBIERNO!”.
¿Qué estaba diciendo? ¿Qué estaba diciendo ese hombre? ¿Qué estaba diciendo el pueblo?
Que él era Gobierno. Que éste era su Gobierno. Que éste es el Gobierno del pueblo. Que habíamos podido cometer errores, pero él era Gobierno. ¡No estaba ausente el pueblo! ¡ES el pueblo Gobierno!
Él no entiende los datos, antecedentes, no tiene por qué saberlos, nadie se los explicó. Ustedes no fueron a las poblaciones, no van, no han ido, y desde ahora van a tener que ir, porque resulta que no van a los sindicatos, no van a las empresas estatizadas, no van a los Centros de Madres, no van a las Juntas de Vecinos.
Y tampoco, como lo ha dicho el compañero y amigo, no van a pelearle a los propios profesionales reaccionarios.
Es decir, ¡se sentaron en los huevos!
Esa es una expresión castiza, que hay que entenderla en el lenguaje español.
Bueno, esa es la verdad, ¿cuántas veces salieron declaraciones de organismos que agrupaban profesionales? Se han tomado el nombre de la Federación de Profesionales que preside Yaco, a quien ayer le han provocado un traumatismo cráneo-cerebral. Yo estuve antes de ayer con Yaco; fue con el Doctor Velasco -a quien conozco desde hace muchos años- y la secretaría técnica -que es una abogado- o Vaco, hablando conmigo me dijo las presiones que había recibido, y aun las amenazas porque no se tomaba una declaración en contra del Gobierno y a favor de la resistencia.
Yo no voy a culpar a la oposición, pero no voy a aceptar que nos digan que nosotros atentamos contra Yaco. Calculen Uds. si íbamos a atentar contra un hombre que nos estaba apoyando.
Más que eso: he quedado afónico diciéndole al pueblo que no se deje provocar.
Hay que ver lo que significó el asesinato absurdo, por el afiebramiento pseudo revolucionario del VOP, en la persona de Pérez Zujovic. Si se produjera un atentado, esa sería la chispa que falta en el polvorín. Y algunos quisieran que esto ocurriera.
Cuando ha venido esta paralización que no tiene base -y lo voy a explicar muy brevemente- yo me he empeñado en decirle al pueblo, que los trabajadores, en sus sitios de trabajo, en sus fábricas, en sus industrias, fábrica que no trabaje o que no abra porque un patrón la cerró, ábranla Uds., porque Uds. ahí se ganan su pan. Ellos quieren parar el país, nosotros queremos hacer que camine.
¿Qué han parado? No han parado nada. Porque si hay una huelga médica -ya lo hemos visto- el alto porcentaje de ellos trabajan. Y debo decirles -no porque sea médico- que los médicos chilenos, antes que otros profesionales, entendieron que la salud no la puede comprar gran parte de la población y aceptaron la funcionalización de la medicina.
Esto no lo han aceptado otros profesionales; no están funcionalizados los abogados, ni los arquitectos, ni los ingenieros… Bueno, pero para qué vamos a crear diferencias entre nosotros.
El hecho real, es que no han parado nada, y no podrán parar nada. Por ejemplo, en el Ministerio de Obras Públicas, 107 ingenieros dijeron: “Vamos al paro”. 96 dijeron: “No vamos al paro”. Trabajan los 96. El Ministerio camina.
En un hospital hay 40 funcionarios trabajando; “echan el kilo”, pero están trabajando.
En ninguna parte han podido parar nada. No han parado los Bancos, no han parado ninguna actividad pública.
Y uno lee, verdaderamente atónito, que por ahí el señor Presidente de la SOFOFA -uno que hace seis meses, en un discurso habló de un caudillo enigmático que podría salvar a Chile; no sé si estaba escribiendo frente a un espejo el hecho es que hablaba de un caudillo enigmático, imagínense…- dice: “Se paran todas las industrias y las empresas de Chile, y no volverán a trabajar, hasta que el Presidente de la SOFOF A, no dé la orden”. Y no hay ninguna industria parada. El cobre, el hierro, el carbón, el salitre, están funcionando.
El petróleo, todas las industrias estatizadas, el 98% de las empresas privadas. Y con el consejo que le dí a los trabajadores, que ocuparan las empresas que paren los patrones, les ha entrado cierta precaución y no las quieren parar. ¡Y en buena hora!
Es decir, no pararon las empresas, pero “las pararon” lo que les podía ocurrir.
Entonces, es importante que se entienda, es importante que se entienda -y harto me he demorado en “aterrizar” en la realidad- porque se gestó este problema.
Resulta que, en el “Plan de septiembre” estaba cortar a Chile, por los transportistas, en 8 partes; pero resulta que nosotros arreglamos el conflicto de los transportistas, de los autobuseros, taxibusistas y taxistas. Porque en el gremio de los transportistas, también hay gente, seguramente, que nada tiene que ver, Y otros que pueden estar engañados. Pero existía este plan.
Pero pasado septiembre, provocado ya el arreglo, cuando nada hacía prever que pudiera haber un problema de tipo gremial, resulta que allá, en Aysén, los transportistas de Aysén dijeron: “No estamos de acuerdo con el alza del 120% de las tarifas que se acordaron”; pero además a este 120% hay que agregar la estabilización de la bencina, de los neumáticos, y nos comprometimos a entregarles 2.200 camiones a la Confederación de Transportistas. Eso significa una gran ventaja, porque se entregan los camiones a más bajo precio; se les dan las facilidades de crédito que tiene que dar el Estado, etc., etc.
Pues bien, de repente entonces, se produce este problema en Aysén, y el Instituto de Fomento de Aysén, que ya había sufrido dificultades en el transporte de los materiales que necesita -habiendo en Aysén nada más que transportistas particulares- dice: “Nosotros vamos a crear una empresa de transporte, dependiente de nuestro Instituto”, y automáticamente, trae como consecuencia, el que se presenta un memorándum en Santiago, que se le entrega al Almirante señor Huerta, que es el Presidente de la Comisión Nacional de Transportes en Chile. Comisión que hemos establecido, dadas las dificultades de transporte marítimo, de los puertos, de los camiones, de los buses, etc., para algún día planificar el desarrollo.
Imagínense, en octubre del próximo año, vamos a tener la primera línea del Metro. Hay que pensar qué va a pasar; cómo se va a organizar, ¿Va a ser igual el tráfico en Santiago? ¿Se van a alterar las calles? ¿Estarán de más las máquinas en Santiago? ¿Habrá que llevarlas a otras partes? y de aquí a tres años, va a haber no sólo una línea, sino las tres líneas; y de aquí a cuatro años, todas las líneas del Metro.
Pues bien, entonces tenemos nosotros que pensar todo este problema, con un sentido de planificación que nunca ha habido en este país. Entonces, con la experiencia también, de lo ocurrido con el transporte de la betarraga azucarera, cuando los agricultores recibieron un precio de la IANSA y los transportistas elevaron su precio y por lo tanto el productor agrícola no ganaba casi nada, y reclamó que subieran los precios, porque le habían subido el transporte.
En esas circunstancias digo, no es un delito imaginar que pudiera crearse en alguna parte, en una Empresa del Estado, su propia línea de transportes.
Es lo mismo que pensar que no podría haber ferrocarriles, porque se perjudicaban las carretas, o que no podría existir el Metro, porque se perjudicaban las micros. Quiero decir, la química, la técnica, van abriendo posibilidades a los pueblos, que antes no se imaginaban.
Pues bien, presentan un memorándum que tiene dos, tres, cosas de tipo gremial que ya estaban solucionadas, y que tiene tres aspectos de tipo político.
El Almirante Huerta dice: “Eso no me compete a mí”; lo pasa al Ministerio del Interior. Y en vez de ir ellos a discutir al Ministerio del Interior, desde O’Higgins hasta Malleco, se ordena un paro de transportistas.
Bueno, ¿pero qué significa esto? Significa dificultades extraordinarias para toda la población de esas zonas, y del norte hasta Santiago, y más allá. Significa atochamiento en las Estaciones de Ferrocarriles; significa estar botando leche que necesitan nuestros niños; significa no traer las materias primas que se producen en Concepción para determinadas industrias textiles; significa dificultades en productos agrícolas, en el transporte de semillas, en mil cosas. Es decir, un golpe en la economía, y un golpe a los derechos de la gente, en cuanto a satisfacer sus necesidades, ¡brutal! y gente que plantea esa exigencia, que no busca el diálogo y que ilegalmente -¡ilegalmente!- da un paso de esta naturaleza que crea un caos e inmediatamente, veinticuatro horas después: solidaridad del comercio minorista. Nosotros presentamos, entonces -era lógico- invocando la Ley de Seguridad Interior del Estado, una denuncia.
¡Pero, qué querían que hiciera!
Estaba paralizado medio país. La gente esa rehusaba el diálogo. ¿Qué querían que hiciéramos?
¿Íbamos nosotros a aceptar que el capricho de determinado grupo gremial pusiera en peligro la economía y la tranquilidad del país?
Pensamos que eran delincuentes. Y los entregamos para que la justicia determinara si eran o no. Y la Justicia determinó que sí y los declaró reos. Y los declaró reos un día viernes y no pidieron ni apelaron a la encargatoria de reo ni pidieron la libertad bajo fianza, ni el viernes, ni el sábado, quedaron el domingo adentro, no la pidieron el lunes, sólo la pidieron ayer. Porque, lógicamente, era una situación política. Y presentaron como un atropello a los derechos gremiales y sindicales. ¿Dónde está el atropello?
Cuando hubo conflictos sindicales en gobiernos anteriores, a los pobladores, en “José María Caro”, ¿con qué les respondieron? ¿cuántos murieron? ¿quién hizo un paro solidario?
Cuando ocurrió lo mismo en El Salvador o cuando ocurrió lo mismo en Pampa Irigoin, o cuando ocurrió lo mismo en las calles de Santiago, cuando reclamaban aumento de sueldo o de salario, que significaron algo más de dieciséis muertos en total, ¿qué paro solidario hubo?
Ya lo recordó el Dr. Lagos, ¿cuándo hubo paro solidario de los médicos, cuando fueron encarcelados en distintos gobiernos dirigentes sindicales?
Defendemos la democracia
¿Qué dirigente sindical, qué dirigente gremial, qué hombre que trabaja ha sido perseguido por nosotros? ¡Por primera vez invocamos la Ley frente a una agresión que no era al Gobierno, era a Chile en su economía! ¡Era la mayoría de las provincias desde O’Higgins, hasta Malleco y después se generalizó!
Y, enseguida entonces, desconociendo las bases reales de este conflicto negando el derecho legítimo del Gobierno, cuando hemos utilizado los resortes que la propia Constitución y la Ley establecen, cuando en lugar de sacar a las masas a la calle, cuando en lugar de decirles a las JAPs que abran los almacenes, la gente tiene hambre, en lugar de impulsar como quisiera el pueblo en su desesperación a que perdieran la calma, lo hemos llamado a la tranquilidad. Le hemos ordenado que sean disciplinados, que no rompan este status, que el Gobierno tiene los instrumentos jurídicos y las instituciones nacionales, como las Fuerzas Armadas y Carabineros.
Y hemos decretado como decretaron otros gobiernos la Zona de Emergencia, entonces: ¡con insolencia, con arrogancia, los que ayer halagaron al Ejército, los que ayer quisieron quebrar su disciplina tienen la impudicia de decir que el Gobierno se ampara detrás de las Fuerzas Armadas!
¡No nos amparamos detrás de las Fuerzas Armadas ni de Carabineros, utilizamos los resortes del Estado, para impedir lo que ellos quieren: el enfrentamiento!
¡El enfrentamiento lo impedimos no porque lo temamos, sino porque no queremos que la sangre de los chilenos se derrame! ¡Porque sabemos que aún ganando, el drama sería brutal, en lo económico y en lo humano! ¡Y por eso he puesto acento en evitar el enfrentamiento y le pondré para defender la democracia y la libertad contra los que atentan contra la democracia y la libertad!
Por eso, nosotros tenemos la obligación de medir lo que puede significar, vean ustedes los problemas que se pueden crear; de allí nace la responsabilidad de ustedes. No es conveniente que en un hospital donde operaba el doctor “A”, nacional, junto al doctor “C”, comunista, se cree un problema. No es conveniente que un equipo quirúrgico, en donde actuaban técnicos, sin pedir su apellido político, nazca la semilla de un disturbio, que hará que el servicio rinda mucho menos.
No queremos contribuir a que el médico reaccionario sepa que somos mayoría, porque somos menos en algunos hospitales los médicos, no sólo los médicos son los constructores de la Salud, lo es el compañero que saca la “chata”, lo es la modesta mujer del servicio, lo es la practicante, la enfermera, la matrona, la auxiliar, es decir: el conjunto de gente que no siendo médicos son en una inmensa mayoría, compañeros nuestros, partidarios del Gobierno Popular.
No queremos el enfrentamiento entre ingenieros que puedan tener la responsabilidad de la misma faena.
No queremos que haya el choque entre técnicos y profesionales junto con los trabajadores. Si nosotros usáramos un lenguaje para mover a la sanción moral a los trabajadores y les dijéramos: “ustedes marquen con el sello y el castigo”. No vale la acción directa, sino sencillamente del desprecio a los que están perjudicando a Chile. ¿Cuál sería su situación?
¿Cuántos son ellos? ¿Qué representan? ¿Qué servicio han parado? Porque no piensen que están trabajando, trabajando como siempre, trabajando en el surco que ahora es de la comunidad, que es una empresa reformada, o es del asentamiento, o es de la cooperativa, el campesino, pero con una conciencia distinta.
No piensan que miles de chilenos tienen un horizonte diferente y sienten que la empresa en que laboran ya no es de un patrón egoísta, sino que le pertenece a Chile y a su pueblo, son millones de chilenos. Lo vemos aquí en el lenguaje que usa un maestro universitario, cuando lanza en un conceptual discurso los conceptos de un profesional, con una dimensión distinta de la vida frente a una vida, que por la técnica y la ciencia tiene también la faceta de una existencia diferente, en lo científico y en lo humano.
Cuando vemos estos cambios que están latiendo y golpeando a todas las comunidades del mundo cómo quieren cerrar las puertas para que el pueblo avance en Chile, cuando todavía lo estamos haciendo por un camino tan nuestro, con sacrificios tremendos, sin costo social, con respeto a todos los derechos y en la más amplia libertad.
¡Cómo no entender que algún día el arquitecto que no construye casas, tiene que darse cuenta que aquí faltan 600 mil viviendas, y que él perdió su tiempo porque un régimen social le impidió aprovechar su capacidad!
¡Cómo no darse cuenta que al ingeniero de las minas, en un país minero, con una riqueza fundamental como el cobre, hasta que llegáramos nosotros, era un segundón frente a la insolencia del traído desde la metrópoli financiera, que no sabía más que el nuestro, pero que representaba al patrón que se adueñó de nuestras riquezas!
¡Cómo no entender que el profesional en un mundo concebido de manera distinta tiene las posibilidades amplias de satisfacer sus anhelos y, sobre todo, de hacer posible que la vida de otra gente cambie!
Esta es la hora de Chile y es la hora de ustedes.
Le costará a veces al obrero que supo del desprecio del que pasó por la Universidad o tuvo un título, entender que hay gente que tiene una mentalidad distinta. Eso dependerá de ustedes.
Tienen que romper ustedes la apatía que los sacudió por desgracia estos últimos meses no de su letargo ni siquiera de su comodidad.
¡Vengan al pueblo! ¡Entréguense! ¡Estén en esta lucha que tiene proyecciones incalculables para el mañana! ¡Ustedes tienen autoridad intelectual, tienen capacidad! ¡Ustedes necesitan hacer el vínculo y el nexo entre el profesional, con conciencia social y el campesino y el obrero!
¡Ustedes tienen que hablarle a la mujer chilena más postergada y más negada que el obrero y el campesino, porque su presencia es fundamental en la revolución!
Nunca es tarde, se agruparon a tiempo, han tomado un nombre que es legítimo y es justo: Frente Patriótico de Profesionales y Técnicos.
¡Hasta cuándo vamos a permitir que la bandera de la Patria pretendan levantarla ellos!
¡Hasta cuándo vamos a tolerar que hablen de democracia los que quieren asesinarla!
¡Hasta cuándo nosotros toleramos que hablen de libertad, los que están buscando el camino del fascismo!
¡La libertad es nuestra, porque no es la libertad abstracta, sino la libertad concreta!
¡La democracia la defendemos nosotros porque no queremos una democracia para una minoría!
¡Y la bandera de Chile nos pertenece porque fue el pueblo y fueron hombres del pueblo los que levantaron la posibilidad emancipadora!
¡Tengamos conciencia de nuestra responsabilidad!
¡Unámonos por sobre distancias transitorias! ¡Borremos el sectarismo! ¡Llamemos a estar junto a nosotros a miles de profesionales y técnicos que deben venir al lado nuestro!
Compañeros: esta es una hora dura y una hora turbia. Yo tengo la esperanza que no haya la osadía irresponsable para provocar en Chile un enfrentamiento. Pero, si lo hubiera, cada cual sabrá cumplir con su deber. Prefiero con mucho, y a ello me entrego a que por los cauces tradicionales de nuestra Historia sigamos avanzando. Somos los más, tenemos la razón y el derecho: ¡Venceremos! de nuestra unidad depende, camaradas.