Fecha: Pronunciado por Schafik
Handal el 28 de marzo de 1975 en acto celebratorio del 45 Aniversario del PCS.
Fuente: Texto ubicado y digitalizado por el Centro de
Estudios Marxistas "Sarbelio Navarrete" (CEM); puesto en internet por
el Servicio Informativo Ecuménico y Popular
(SIEP), abril de 2009.
Esta edición: Marxists Internet Archive, diciembre de
2010. Al citar o reproducir el documento, aparte de marxists.org, favor de
mencionar al CEM y al SIEP como las fuentes originales de la versión digital.
Queridos Camaradas fundadores y veteranos de nuestro Partido, queridos compañeros del Comité Central; queridos camaradas que representan en este acto a la Juventud Comunista y a los organismos departamentales de Partido:
El 22 de enero pasado se cumplieron 43 años desde la fallida insurrección campesina y obrera de 1932, que fue seguida por la criminal masacre de decenas de miles trabajadores, llevada adelante con calculada crueldad por el. gobierno del. General M. H. Martínez, representativo de la oligarquía salvadoreña. Quienes llevaron a cabo aquella matanza creyeron, con toda la fuerza de su odio clasista hacia los explotados, que sepultarían para siempre al Partido Comunista de El Salvador y, con él, la posibilidad de que nuestro país arribara en el futuro al socialismo.
Ahora ya nadie puede dudar de que la oligarquía salvadoreña y sus testaferros fracasaron en ese propósito y solo consiguieron demorar la liberación del pueblo salvadoreño; pero las huellas que dejó en la historia nacional aquella acción criminal son indelebles y han contribuido a configurar ciertos aspectos de la psicología de nuestro pueblo y ciertas características, aún fuertemente en vigencia, del aparato de poder y de sus métodos. En realidad no podrían comprenderse las modalidades de la lucha de clases actual en nuestro país, sin tener en cuenta los sucesos de 1932 y sin deducir de su estudio las conclusiones correctas.
El movimiento obrero y su vanguardia, el partido Comunista, surgieron en El salvador como una consecuencia directa del desarrollo social , como una consecuencia de la agudización de la lucha de clases interna , como una consecuencia del desarrollo de la sociedad humana y de la lucha mundial de la clase obrera contra el capitalismo, por el socialismo.
En el curso de la Primera Guerra Mundia1 (1914-1918) se produjo la primera ruptura del sistema capitalista mundial, con la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre (1917) en Rusia, encabezada por la clase obrera y su partido, bajo la genial guía de Lenin. este trascendental acontecimiento histórico inicio la crisis general del capitalismo, e inauguró la época del paso al socialismo, que es la tendencia más profunda y determinante del siglo en que vivimos. La Revolución de Octubre abrió el camino para que la victoria del proletariado ruso y el movimiento por el socialismo del proletariado en los países capitalistas desarrollados, se enlazaran con las luchas de las colonias y países dependientes de Asia, América latina y África, y confluyeran en un solo torrente mundial de lucha de los pueblos contra el imperialismo.
Así, la reciente clase obrera de los países atrasados, coloniales y dependientes, encontró condiciones favorables para alcanzar su toma de conciencia y avanzar hacia las filas delanteras de la sociedad, empuñando la bandera de la democracia, de la independencia nacional y el progreso social, que antes había estado sólo en manos de los sectores progresistas de las burguesías locales.
América Latina que, por las condiciones de su proceso histórico, contaba entonces; con un grado de desarrollo capitalista relativamente superior al de Asia y África, poseía un proletariado más o menos numeroso y en algunos países contaba este con cierta organización y experiencia. La revolución de Octubre significó por ello un poderoso influjo de conciencia y un vigoroso estímulo para el proletariado latinoamericano. La década de los años veinte fue para este continente el marco de la creación de la mayoría de partidos comunistas, surgidos en medio de agitadas y multitudinarias luchas de los obreros, campesinos y sectores politizados de las capas medias. ese gran auge de la lucha de masas desembocó, a principios de los años 30, en varias insurrecciones populares que pretendieron un prematuro triunfo del socialismo en nuestro continente; entre esas insurrecciones sobresalió la de enero de 1932 en El Salvador.
Los partidos comunistas latinoamericanos se vieron enfrentados desde sus primeros días a las complejas tareas de organización y dirección de una aguda lucha económica y política de masas y también a la necesidad de sacar victorioso al marxismo-leninismo en el debate
ideológico con diversas tendencias de origen pequeño-burgués que surcaban la mente del joven proletario. Principalmente se trabó el combate de ideas con el anarquismo; éste, derrotado ya en Europa por el empuje arrollador del Marxismo, desde el siglo pasado, y despedazados sus esquemas de estrategia política por la iluminante experiencia de la Comuna de París (1971),intentaba refugiarse en América, especialmente en Latinoamérica, donde la reciente formación de la clase obrera le ofrecía en principio favorables condiciones. Los partidos comunistas debieron igualmente enfrentarse al reformismo oportunista que divulgaba la II Internacional y ciertos centros europeos del movimiento sindical influidos por esta y sus partidos, en especial, el centro de Ámsterdam.
Los P. C. latinoamericanos debieron también enfrentarse al trotskismo, la forma principal que en los años siguientes a la revolución rusa adoptaba el revolucionarismo pequeño-burgués. Como se sabe, el trotskismo alcanzó no poca influencia internacional en el movimiento comunista, causando a numerosos partidos incontables daños.
Una breve crisis, traída por la terminación de la primera guerra mundial, sacudió la economía salvadoreña. La reducción de salarios y el desempleo que esa crisis trajo ,motivaron el despertar de los obreros a la lucha huelguística. En 1919 se produjo en San Salvador una huelga de los obreros sastres y en Sonsonate se declararon en huelga los ferroviarios de la compañía inglesa “Salvador Railway Co. En 1921 los operarios zapateros de San Salvador llevaron a cabo una huelga total. Estas huelgas contaron con la activa solidaridad de los trabajadores de otras ramas de la economía. El movimiento obrero emergente fue reprimido con dureza por la tiranía de los Meléndez-Quiñónez.
En Guatemala, Nicaragua, Honduras y Costa Rica, la clase obrera también despertaba y ponía en marcha sus luchas, aunque este movimiento del proletariado del Istmo se encontraba en un principio bajo la influencia del reformismo de la central de Ámsterdam y del anarcosindicalismo español.
Las represalias sufridas en 1921 por el naciente movimiento obrero salvadoreño hicieron comprender a sus núcleos dirigentes la urgencia de proceder a su organización. En 1923 nació la Unión de Carpinteros y similares, y en rápida sucesión aparecieron después la Unión de Zapateros, la Unión de Sastres, la Unión de Mecánicos, la Alianza Tipográfica, la Sociedad de Tejedores Manuales y otras organizaciones, agitando todas con claridad la consigna de la UNIDAD Y LA SOLIDARIDAD proletarias. Estas “Uniones” se transformaron poco después en sindicatos.
Producto del pujante movimiento obrero que se ponía en pie en Centroamérica fue la creación de la Confederación Obrera Centroamericana (COCA), fundada el 4 de enero de 1924 en la ciudad de Guatemala. El 16 de noviembre de ese mismo año, las organizaciones de El Salvador inauguraron un Congreso que concluyó el día 23, en el que constituyeron la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, conocida cariñosamente más tarde con el nombre simplificado de “La Regional”.
Desde la fundación de la Regional cobró un impulso sostenido y creciente el proceso de organización de lo trabajadores, el cual rebasó pronto los marcos de las ciudades importantes y se internó por los campos, principalmente por las fincas de café de las zonas central y occidental.
Este impetuoso surgimiento y desarrollo del movimiento obrero, coincidió en nuestro país con agitadas luchas políticas en las que participaban enormes masas. En las elecciones de 1918, el pueblo salvadoreño, en gran medida agrupado en apoyo de la candidatura presidencial del médico Dr. Tomas García Palomo, soportó una sangrienta embestida de la tiranía de los Meléndez-Quiñónez; el 26 de febrero de 1921 en San Salvador, con ocasión de las multitudinarias protestas populares contra la reforma monetaria del gobierno, se produjeron fuertes enfrentamientos de las masas con las tropas en las calles, dejando el clásico saldo de sangre.
El 25 de diciembre de 1922 fue brutalmente masacrada un enorme manifestación de mujeres vestidas de azul, organizada en apoyo al Dr. Miguel Tomás Molina, candidato a la Presidencia de la Republica por el Partido Constitucional. Así se aplastó y paralizó un extenso reagrupamiento democrático contra la tiranía de Jorge Meléndez. Después de esta masacre, el tirano, procedió a imponer en la Presidencia a su cuñado Alfonso Quiñónez, organizador de la fatídica “Liga Roja”, cuerpo represivo de choque anexo al Partido Democrático, que era el Partido de gobierno. Este partido fue el iniciador de la funesta estirpe de partidos oficiales, organizados desde arriba, a la cual pertenecieron después el Pro-Patria del tirano M. I. Martínez, el PRUD y ahora el PCN. A su vez , la “Liga Roja” es el más antiguo antecedente de la actual ORDEN.
Muchos obreros avanzados fueron militantes de los partidos de oposición de aquellos años, especialmente del Partido Constitucional (“molinista”) y, más tarde, del Partido Laborista que llevó al Ing. Arturo Araujo a la Presidencia en 1930. En esos partido y bajo la dirección de sectores democráticos de la pequeña burguesía y de la burguesía media, hicieron sus primeras experiencias políticas, aprendieron el arte de la oratoria y algunos rudimentos organizativos, numerosos obreros que después se destacarían como organizadores y guías políticos de su clase. Los sindicatos fueron más tarde las más activas escuelas prácticas, donde continuaron forjándose los agitadores y organizadores proletarios.
Así, bajo la represión permanente del gobierno y del vandalismo do la “Liga Roja’; tuvieron que desenvolverse el movimiento democrático de oposición y la labor organizativa del movimiento obrero y campesino.
De entre las filas delanteras de aquel movimiento obrero fueron nucleándose los elementos más avanzados en torno de la inquietud por estudiar el marxismo, que llegaba en escasos folletos. La clase obrera comenzaba así a dar a luz a su vanguardia, a los comunistas, y años después, al Partido Comunista de El Salvador.
El surgimiento del movimiento comunista pronto se dejo sentir en la elevación de la calidad del movimiento de la Regional. La dispersión de las actividades de organización sindical, la falta do planes concretos de trabajo y de metas definidas, cedió el lugar, bajo la orientación de los comunistas, a metas claras.
Los comunistas, aún antes de organizar su Partido, se reunieron en 1928 y acordaron poner en práctica el siguiente programa de trabajo:
1. Desplazar a los reformistas de la dirección de la regional.
2. Impulsar la lucha de la jornada de ocho horas y otras demandas sentidas de los trabajadores
3. Organizar a los sin trabajo
4. desarrollar el espíritu de solidaridad internacional de la clase obrera y el pueblo salvadoreño, especialmente con la lucha del general Sandino
5. Crear la escuela de Estudios Comunistas
6. Fundar el Partido Comunista de El Salvador.
Con este programa, los obreros, campesinos e intelectuales comunistas (estos últimos muy pocos) ,actuaron más coordinadamente. Bajo la dirección de los comunistas la Federación Regional enfiló mejor sus baterías: demandó la jornada de ocho horas y organizó toda una campaña de movilización popular para conquistarla; demandó trabajo para los desempleados, aumento de salarios para los trabajadores del campo y la ciudad; demandó que en las fincas y haciendas se pagara los salarios con dinero en efectivo y no con fichas de cartón o metal, como se hacía entonces para obligar a los trabajadores a gastar sus ingresos en las tiendas de los mismos terratenientes; luchó contra los malos tratos patronales y contra las arbitrariedades represivas de las autoridades; abanderó la lucha del pueblo a favor de una rebaja en las tarifas del alumbrado eléctrico y organizó la “Liga Inquilinaria Salvadoreña” en san salvador, Santa Ana y Sonsonate, para salvaguardar los derechos e intereses de los inquilinos arrendatarios de piezas de mesón; organizó la solidaridad del pueblo salvadoreño con los pueblos de América Latina y el mundo entero, en especial organizó un vigoroso movimiento de solidaridad con la lucha que encabezaba el general Augusto Cesar Sandino en las Segovias, por expulsar a los invasores yanquis de su patria, Nicaragua.
La lucha por las jornada de ocho horas promovió huelgas y manifestaciones populares, bajo la dirección de un Comité designado por la Regional. El 20 de junio de 1929, coronando con la victoria aquel extenso movimiento, la Asamblea Legislativa decretó la jornada de ocho horas.
Pero la fijación de la jornada en 8 horas fue respondida por los patronos más reaccionarios reduciendo los salarios de los trabajadores; la Regional organizó entonces la lucha en defensa de esa conquista: la tarde del 8 de julio be carde de (1929) realizó un gran mitin en el Gimnasio Nacional y ese mismo día se declararon en huelga en defensa de sus salarios el Sindicato de Panificadores y el Sindicato de Trabajadores de Salón y Hoteles.
Dos años más tarde los trabajadores continuaban defendiendo la jornada de 8 horas: el 16 de agosto de 1931 el Sindicato de Motoristas del Transporte Urbano se declaró en huelga, exigiendo a los empresarios el cumplimiento de dicha jornada.
Entre1923 y 1931 la lucha d las masas trabajadoras fue en ascenso, abriéndose paso en medio de una enconada represión de patronos y autoridades. La ola de huelgas se extendió por los departamentos de San Sal rodar, La Libertad, Sonsonate, Ahuachapan (el área revolucionaria de aquellas días) . De entre las numerosas huelgas se destacaron dos: la de los 900 trabajadores que construían los tanques de Holanda y del Coro en San Salvador, la cual culminó con la conquista de un 50% de aumento en su salario y la de los trabajadores de la finca de café “Aguas Frías”, de Santa Tecla, los cuales conquistaron el salario de un colón (C1.00)por día, sobresaliente para su época. Esta característica de la incorporación de los trabajadores agrícolas a la organización y la lucha reivindicativa impregnó todo ese periodo, así el 17 de enero de 1932, en vísperas casi de la insurrección, 1.500 trabajadores de la hacienda San Isidro (Departamento de Sonsonate , lograron después de enconada disputa, de amenazas de la Guardia y días de huelga, que la propietaria, doña Concha de Regalado les aumentara el salario y mejorara la comida.
La Regional, como se sabe, emprendió la tarea de dar formación cultural y política a sus cuadros. Con tal fin fue organizada por ella un centro de estudios al que se dio el nombre de “Universidad Popular” Los intelectuales demócratas más brillantes de la época fueron catedráticos de aquella singular Universidad, en la cual no sólo se declamaban principios y enseñanzas, sino que también se los practicaba al pie de la letra.
Uno de los rasgos más sobresalientes de la Universidad Popular fue su lucha militante contra el avance del imperialismo yanqui sobre la América Latina, Por eso, la Universidad Popular fue uno de los organismos que más se destacó en la solidaridad con el General Sandino. En una de sus asambleas realizadas en mayo de 1928,los comunistas promovieron la idea de enviar a las Segovias un primer grupo de combatientes, el cual se eligió y resultó encabezado por Agustín Farabundo Martí , uno de los más destacados comunistas de aquellos años, a cuyo nombre quedarían indisolublemente unidos después todos los recuerdos de los acontecimientos de enero de 1932.
El 22 de junio del mismo año se incorporó Martí a las huestes sandinistas ,junto con otros tres salvadoreños : Luís Mariona,, José Adán González y Guillermo Ajuria. El camarada Farabundo combatió al lado de Sandino con una inteligencia y una valentía que le merecieron pronto el grado de Coronel del “Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua”.
La causa de Sandino tuvo en las masas trabajadoras de El Salvador un incansable motor de solidaridad activa y práctica; los trabajadores agrupados en la Regional y. a la cabeza de ellos los comunistas, la popularizaron hasta convertirla en una causa de todo el pueblo. El propio gobierno de Don Pío asumió un papel activo en el apoyo a los combatientes de las Segovias, adoptando y defendiendo en materia de política exterior la doctrina de la “NO INTERVENCION”. En la Conferencia Panamericana, celebrada en La Habana en l928, fue precisamente la Delegación Salvadoreña la ponente y desafiante defensora de esta doctrina frente a la soberbia delegación de los EE. UU. La ponencia salvadoreña estaba orientada a garantizar el derecho a la autodeterminac6n de las naciones latinoamericanas frente al intervencionismo imperialista yanqui y, particularmente, a conseguir la inmediata retirada de su tropas invasoras de Nicaragua.
El año 1929 marcó la entrada en un período sumamente crítico, que desembocaría en la insurrección de 1932 y en la matanza contrarrevolucionaria. Los aspectos más destacados de aquella situación pueden resumirse así:
a) El mundo capitalista se estremecía hasta los cimientos por la acción de la devastadora crisis económica. En Nueva York quebró la bolsa de Va1oes espectacularmente y, tras de esa hecho, cientos de bancos y miles de empresas industriales, comerciales, del transporte, agrícolas, etc. , paralizaron sus labores; 15 millones de obreros norteamericanos quedaron sin trabajo, muchos otros millones habían perdido sus emp1eos en Europa.
El precio del café, producto que representaba entonces más del 905 de las exportaciones de El Salvador y era la fuente de empleo mayoritaria en nuestro país, se redujo de 44 colones por quintal a 14 colones primero, y después a doce. Toda la economía nacional crujió bajo el impacto de la crisis que el capitalismo mundial le imponía desde fuera: miles de trabajadores de campos y ciudades fueron lanzados al paro forzoso, las finanzas públicas sufrieron agudo quebranto y el Estado dejo de pagar puntualmente los sueldos do sus empleados; muchos miles de pequeños propietarios cayeron en la insolvencia y comenzaron a ser ejecutados por sus acreedores; la tendencia a la concentración de las riqueza en pocas manos tuvo así un brusco aceleramiento.
La crisis económica golpeaba duramente a los trabajadores de la ciudad y del campo, de lo cual ha quedado testimonio en las páginas de los periódicos de la época. Transcribo a continuación algunas noticias publicadas en La Prensa Gráfica de esos días:
Viernes 16 de mayo de 1930: Hay miles de hombres sin trabajo en Santa Ana. Es aflictiva la situación porque se han suspendido labores en fábricas y fincas.
Viernes 23 de mayo de 1930: Debido a la baja de trabajo se han cerrado fábricas y comercio. Grandes caravanas de trabajadores están emigrando para Guatemala y Honduras.
Lunes 10 de noviembre de 1930: Se calcula que un siete por ciento de los pobladores de San Salvador emigran a fincas de los alrededores, debido a la crisis reinante, y a pesar de ello los dueños de casas no quieren rebajar sus alquileres.
Sábado 4de Julio de 1931: Centenares de empleados van a quedar cesantes al entrar en vigencia el nuevo Presupuesto de la Nación.
Sábado 18 de Julio de 1931: Se suprimirá todo el personal femenino en los telégrafos.
Viernes 20 de noviembre de 1931: Se hace una prevención a los trabajadores salvadoreños para que no salgan del país en busca de trabajo, pues en todas partes hay crisis y tendrían dificultades.
En realidad estas noticias eran un pálido reflejo de la cruel realidad que abatía al pueblo salvadoreño. En esa realidad se encontraban las raíces y los motivos de las fuertes tensiones sociales y políticas de ese periodo.
En vez de buscar solución efectiva o al menos un alivio a esa desesperante situación, el poder oligárquico emprendió una sucesión de actos represivos y provocativos contra las masas que luchaban en busca de solución para sus problemas. Así la lucha de clases se fue agudizando, la violencia represiva ejercida desde arriba, que llegó en más de una vez a derramar la sangre de los humildes, engendró entre las masas la tendencia a la violencia desde abajo.
La crisis económica sensibilizo extraordinariamente a las masas populares.
b) Viejas reivindicaciones que habían permanecido dormidas surgieron a la superficie; tal fue el caso, por ejemplo de las masas indígenas de Izalco, Nahuizalco, Juayúa, etc., las cuales habían perdido sus tierras a fines del siglo pasado y comienzos del presente, despojados por los grandes señores que utilizaron para elle el poder público.
Guiados por el Cacique José Feliciano Ama, el pueblo indígena se incorporó activamente a la lucha social y política, impulsado por el anhelo de recuperar las tierras perdidas y poner a salvo las que aun poseía.
c) La tiranía de los Meléndez-Quiñónez había sido debilitada por más de 10 años de lucha incesante en su contra y gobernaba al país, desde marzo de 1927, el Dr. Pío Romero Bosque, quien había sido hombre do confianza de Alfonso Quiñónez, como Vicepresidente de la república. Don Pío se vio obligado a aflojar relativamente las tensiones y en los primeros tiempos de su administración permitió ciertos márgenes de libertad para la orqaniuaci6n sindical y política. Al finalizar su período, la represión había reaparecido con la brutalidad acostumbrada.
Paralelamente al movimiento obrero y a la creciente influencia de los comunistas se había desarrollado en lucha contra la tiranía Meléndez-Quiñonista, un activo e influyente núcleo de la pequeña burguesía y de la intelectualidad, que levantaba las banderas de la democratización y ciertas reformas económico-sociales. Este núcleo estaba orientado por don Alberto Masferrer y tenía como principal instrumento de trabajo político al diario “Patria”, dirigido por él mismo. Al acercarse las elecciones presidenciales de 1930, ellos fundaron el Partido Laborista, alrededor de la candidatura presidencial del Ingeniero Arturo Araujo. Además de Masferrer, fueron figuras destacadas del araujismo los periodistas Neftalí Lagos y Felipe Recinos y el médico Mariano Corado Arriaza, uno de los introductores de la literatura marxista en El Salvador, hombre muy querido entre los campesinos de la zona occidental, por su generosidad en el ejercicio de su profesión. Felipe Recinos, había tenido graves enfrentamientos con los comunistas dentro de la Regional., de la que fue directivo y finalmente expulsado. Fundó el “Partido del Proletariado Salvadoreño” para apoyar a Araujo y realizó toda la campaña en derredor de la demanda de una Reforma Agraria. Don Alberto Masferrer, como orador principal del Partido Laborista, agitó también la bandera de la Reforma Agraria, aunque esta reivindicación en realidad no figuraba en el breve y simple programa prometido por el Ing. Araujo.
d) En 1929, la Regional envió una delegación a Montevideo, donde se celebró el Congreso de Constitución de la Conferencia Sindical Latinoamericana (CSLA) Los delegados fueron un comunista y un sindicalista cercano a los comunistas; después de esa reunión fueron invitados a viajar a Buenos Aires, en donde participaron en la Primera Conferencia do los Partidos Comunistas de Latinoamérica, representando al grupo, aún no constituido en Partido, de los comunistas salvadoreños. El retorno de la delegación aceleró los trabajos para la formación del Partido Comunista de El Salvador.
El domingo 28 de marzo de 1930 , los comunistas fundaron su partido en la ribera del lago de Ilopango, como una sección de la Internacional Comunista (“Tercera Internacional). Dos meses después salía hacia Moscú una delegación de la Regional integrada por dos comunistas, un zapatero y un jornalero agrícola (Miguel Mármol y Modesto Ramírez) pare asistir al 5to. Congreso de la Internacional Sindical Roja (ISR).
Así, el Partido Comunista de El Salvador surgió como un lógico desarrollo de la lucha de clases de nuestro país y como destacamento del proletariado internacional, al cual le unieron desde un comienzo múltiples y sólidas relaciones.
Acicateadas por la crisis económica, las masas populares buscaban una salida política para su situación; intuían que la solución podía encontrarse por medio de un cambio en el gobierno, que llevare al poder a representativos de clases sociales distintas a las que habían venido gobernando y, por eso, el Partido de Araujo se vio bien pronto rodeado de un apoyo popular sin precedentes, en especial de las masas rurales que abrazaron con fervor la causa de la Reforma Agraria.
Mirando los hechos de entonces desde los días actuales, pareciera que aquellos dos caudalosos torrentes de lucha del pueblo salvadoreño (el movimiento obrero dirigido por los comunistas y el movimiento de la intelectualidad y la pequeña burguesía reformista), aún reconociendo sus divergencias ideológicas y políticas, hubieran podido encontrar objetivos comunes de lucha contra el poder oligárquico, enemigo común de ambos; pero no fue así.
La parte más influyente de la dirigencia araujista se declaraba anticomunista, y, por otro lado, el Partido Comunista, recién nacido padecía de sectarismo, como era natural para su edad, y adoptó frente a las elecciones presidenciales de 1930 una línea de abstención, aislándose de este modo de las grandes masas populares que veían en el evento electoral y en el apoyo a la candidatura de Araujo una posible salida para la angustiosa crisis que las azotaba. El Partido Laborista y el Partido Comunista adoptaron la línea de considerarse mutuamente adversarios y no posibles aliados.
La tenacidad de las masas populares en buscar una salida por la vía electoral llevó a la victoria la candidatura de Araujo. Esta obstinada tenacidad de las masas por buscar una salida electoral persistió todavía en 1931, cuando se acercaban las elecciones Municipales y de Diputados, obligando –literalmente- al Partido Comunista a abandonar la línea de abstención y a participar de lleno, con sus propios candidatos. Las elecciones debían realizarse el 4 de diciembre de 1931, pero el golpe de estado con que el General Martínez derribó a Arturo Araujo (2 de diciembre) , las transfirió para el 3 de enero de 1932.
Como se sabe, las elecciones de enero fueron un fraude escandaloso y un punto de recrudecimiento de la sangrienta represión. El espíritu insurreccional prendió en extensas masas trabajadoras rurales y en ciertos sectores obreros urbanos del centro y occidente del país,
imponiéndole al joven PCS la decisión de marchar a la cabeza de una insurrección general, cuya derrota dio comienzos a la bárbara matanza de decenas de miles de campesinos y obreros. Aniquilar a nuestro Partido fue el objetivo de aquella feroz carnicería y de la incesante matanza y persecución que el tirano Hernández Martínez mantuvo durante sus fatídicos 13 años de dictadura terrorista. ¡Pero aquí estamos para dar testimonio de que aquel propósito de la reacción fracasó! Nuestro Partido no sólo vive, sino que crece, se desarrolla, aumenta su prestigio, se gana más y más el cariño del pueblo trabajador.
El golpe martinista marcó la entrada en escena del Ejército como institución gobernante. Desde entonces lo sectores derechistas de los militares gobiernan al país y lo han mantenido amarrado a una ruta de desenvolvimiento dentro del capitalismo dependiente, condenándolo al retraso, es decir, al sub-desarrollo y la deformación de su estructura productiva y económica.
Es curioso y peculiar lo sucedido con el gobierno militar derechista en El Salvador: el General Martínez y muchos de los que lo rodearon inicialmente se consideraban a sí mismos como elementos anti-oligárquicos y anti-norteamericanos. Los sentimientos del tirano contra la oligarquía y cierta repugnancia de muchos de los grandes señores hacia aquel, se mantuvieron vivos durante sus 13 años de cruel dictadura, Y es bien sabido que Washington demoró su reconocimiento al gobierno encabezado por Martínez; este por lo demás, casi no ocultaba sus calurosas simpatías hacia el nazi-fascismo.
A pesar de todo esto, la feroz tiranía de Martínez salvó el poder de la oligarquía salvadoreña, históricamente caducado ya en la década de los años veinte y le permitió sobrevivir hasta nuestros días. El gobierno martinista fue, asimismo el marco en el que se abrió paso decisivamente la hegemonía del imperialismo yanqui sobre nuestro país y en primer lugar, sobre el Ejército salvadoreño. Un hecho muy significativo en este sentido fue la sustitución de un General alemán que fungía como Director de la Escuela Militar por un Coronel norteamericano en 1939.
Teniendo en cuenta lo dicho, puede caracterizarse el golpe martinista del 2 de diciembre de 1930 como una de esas actuaciones hasta cierto punto independientes de la Fuerza Armada, en momentos en que la burguesía se encuentra aterrorizada por el despliegue de la lucha de las masas trabajadoras y populares en general y prefiere apartarse del primer plano de la escena política y dejar que el Ejército asuma el control directo del poder. Si la alta jefatura militar está imbuida por una formación y una orientación reaccionarias, como lo estaban entonces los jefes salvadoreños, casos como éste terminan derivando hacia la defensa feroz de los intereses de las clases dominantes. Un ejemplo clásico de este tipo fue el de la dictadura bonapartista en Francia , analizado por Marx.
En nuestro país, la herencia reaccionaria del sanguinario gobierno militar fundado por el General M. H. Martínez aún predomina en la alta jefatura castrense; su legado consiste fundamentalmente en el anticomunismo. Sobre la base de esta premisa derechista resultó relativamente fácil al Pentágono, después de la segunda Guerra Mundia1, hacer prevalecer su doctrina anti-soviética de la “defensa continental” y luego del triunfo de la revolución cubana, su doctrina rabiosa del “frente interno”, según la cual la misión de los ejércitos latinoamericanos consiste en mantener “la seguridad interior”, entendida esta tarea en el sentido de mantener a raya a las masas trabajadoras y populares , aplastando sus anhelos liberadores mediante la represión.
Las interrupciones del gobierno militar derechista en 1944, después del derrocamiento de Martínez y en 1960, después del derrocamiento de Lemus, fueron efímeras y no pudieron cortar el proceso de subyugación política y económica del imperialismo yanqui , el cual continuo ensanchándose y profundizándose, tampoco amellaron el poder de la oligarquía burguesa-terrateniente y agro-exportadora.
Pero las sublevaciones militares de l944, 1960 y la más reciente del 25 de marzo de 1972, atestiguan que, en conflicto con el pensamiento reaccionario oficial, ha habido y hay un pensamiento democrático y progresista entre los militares salvadoreños que pugna por arrancar a la institución del puño del imperialismo y la oligarquía y hacerla desempeñar un papel de liberación y transformación social, junto al pueblo.
Marx y Engels señalaron que, siendo la Fuerza Armada parte integrante del aparato represivo del Estado, puede, en determinadas circunstancias históricas, desempeñar un papel independiente que no conduzca a fortalecer a la clase dominante, sino a debilitarla e incluso a derrocarla. Llamaron mucho la atención de Marx, por ejemplo, las actuaciones del ejército español durante numerosa coyunturas en el siglo pasado, en las que intervino como factor de progreso e incluso “tomando en sus manos la iniciativa revolucionaria” (según las palabras de Marx).
Los geniales análisis y previsiones de los fundadores del marxismo, desarrollados después por Lenin, han tenido una brillante confirmación en nuestros días, en los casos de Perú, Portugal , Panamá, Ecuador y Honduras (guardando desde luego, las diferencias que hay entre los alcances de los procesos que viven estos países).
En Grecia, la actuación independiente do los militares contra el gobierno fascista, con todo y su positivo significado, sin embargo dio la hegemonía a ciertos sectores de la burguesía y no a las fuerzas Populares revolucionarias. Entre los factores que determinaron esta diferencia con el proceso portugués se encuentran ,según parece, cierta división dentro de las fuerzas revolucionarias griegas y su insuficiente vinculación con el movimiento de los militares demócratas.
¡Salta por si mismo a la vista lo aleccionador de estos sucesos contemporáneos!
En la Fuerza Armada Salvadoreña se dejan sentir nuevas corrientes progresistas que inquietan al cuerpo de oficiales y atraen su mirada hacia la brillante actuación de su colegas peruanos, panameños y portugueses. Nosotros pensamos que este es un fenómeno ,perfectamente natural, que corresponde al mundo de nuestros días, pensamos que es un fenómeno que merece la comprensión y el apoyo de todos los sectores revolucionarios y democráticos de nuestro país.
Para los comunistas salvadoreños tiene un inapreciable valor el estudio crítico de la historia de su propio Partido. Yo solamente he querido traer a la mirada escrutadora de hoy un pequeño pero muy decisivo período de la historia del PCS: los años que rodearon su fundación, su primera y magna prueba de fuego. Una presentación más completa de la actuación de nuestro Partido durante sus 45 años de vida y un apunte autocrítico de sus errores y desviaciones se hace en la declaración del Comité Central; pero esto es aún insuficiente y debe tomarse sólo como un primer paso y sobre todo, como una incitación a investigar, a analizar, a debatir con la guía científica del marxismo- leninismo toda esta experiencia del PCS ,por que ella constituye el más rico patrimonio político de la clase obrera y del pueblo salvadoreño.
No es difícil descubrir los elementos comunes que hay entre aquella situación y la situación actual : crisis económica internacional del mundo capitalista, proceso de ascenso de la lucha de los pueblos contra el imperialismo y por el socialismo, creciente despertar de las masas trabajadoras de nuestro país, proceso de organización de las masas campesinas y, en general, del pueblo rural, fuerte avance de la politización general, etc., búsqueda por el pueblo salvadoreño de una salida para su angustiosa situación en la conquista de un gobierno capaz de realizar los profundos cambios políticos, económicos y sociales, que pongan fin al dominio de la oligarquía y el imperialismo yanqui sobre nuestra patria.
Pero tampoco es difícil descubrir las diferencias más pronunciadas que hay entre aquella situación y esta: La primera generación de comunistas, generación heroica, inagotablemente combativa, fundó el PCS en un mundo hostil, cuando el socialismo había triunfado sólo en un país, la Unión Soviética, y ésta era aún débil y atrasada económicamente.
Ahora existe un poderoso mundo socialista, a la cabeza del cual se encuentra una Unión Soviética moderna, que dispone del más grande poderío militar, de la mayor influencia y prestigio mundial, con una economía desarrollada, de gran solidez, que crece planificadamente a ritmos acelerados y sostenidos; en suma, una formidable potencia proletaria que despliega ejemplarmente la solidaridad revolucionaria internacionalista con todos los pueblos del mundo que luchan por liberarse del imperialismo y avanzar hacia el socialismo.
Yo estoy seguro de interpretar los sentimientos de todos los comunistas salvadoreños al expresar un caluroso saludo al gran partido de Lenin, a su Comité Central, al camarada Brezhnev y a todo el pueblo soviético.
Ahora el socialismo se construye en tierra latinoamericana, en la gloriosa Isla de Cuba. El prestigio de Cuba Socialista se eleva mientras los más rabiosos reaccionarios se muerden los labios e intentan inútilmente descargarle su asqueroso veneno, fabricado con una mezcla de calumnias, ataques histéricos y grandes dosis de mentiras. Pero hoy los rabiosos no consiguen otra cosa que hacer el ridículo, como lo hicieron lo tres gobiernos peleles que votaron contra Cuba en la reunión de la OEA en Quito, como lo hizo el gobierno de EE. UU. emitiendo una vergonzante abstención en ese mismo evento, como lo hizo el Comité Ejecutivo del PCN al cerrar la posibilidad de que sus diputados viajen a Cuba y como lo ha hecho en estos últimos días el archirreaccionario Diario de Hoy, haciendo el anticuado escándalo de la “propagan da subversiva” y demás invenciones maliciosas a propósito del regreso de la primera excursión turística a Cuba.
Permítanme compañeros expresar a nombre de nuestro Partido un caluroso saludo al Partido Comunista de Cuba, al compañero Fidel Castro, a todo el heroico pueblo cubano.
Ahora, los pueblos están triunfando en los cuatro rumbos cardinales: el heroico e indómito pueblo vietnamita ,el pueblo camboyano en armas, están a un paso de su increíble victoria contra el imperialismo yanqui, el más poderoso y sanguinario de todos los tiempos. Permítanme, compañeros, que desde esta tribuna comunista rinda un homenaje de admiración y exprese un caluroso saludo, a nombre del PCS, a nombre de todos los comunistas salvadoreños, a los comunistas de todo Viet Nam, al Frente de Liberación Nacional de Viet Nam del Sur, al gobierno de la República Democrática de Viet Nam y a todo ese maravilloso pueblo. Permítanme saludar también a los camaradas camboyanos y a todo su pueblo revolucionario.
Ahora la Iglesia cat6lica ha asumido en general una posición progresista y no son pocos los sacerdotes que abrazan la causa revolucionaría del proletariado, la causa del socialismo. El PCS saluda el surgimiento de las fuerzas progresistas y revolucionarias en el clero católico de nuestro país y va a su encuentro con los brazos abiertos y no con la punta afilada del. sectarismo destructor.
Ahora, han surgido vigorosas corrientes revolucionarias y anti-imperialistas en numerosos ejércitos d América Latina, Europa, África y Asia. En Perú tiene lugar una radical transformación revolucionaria dirigida por un gobierno militar, que avanza no sólo contra el imperialismo sino también contra el capitalismo en general; en Panamá el gobierno encabezado por el General. Torrijos y la Guardia Nacional, mantiene una firme posición anti-imperialista; el gobierno militar de Ecuador, después de un período de estancamiento, da muestras de avanzar hacia posiciones anti-imperialistas más consecuentes; en Honduras el gobierno militar ha decretado una Ley do Reforma Agraria anti-latifundista y pro-campesina, despertando contradicciones con la oligarquía terrateniente, con los monopolios fruteros norteamericanos y con el sector derechista del ejército, en cuyo desenlace tendrán una participación decisiva las organizaciones obreras y campesinas, y, con ellas, el Partido Comunista de Honduras y todos los demás partidos y grupos políticos democráticos y progresistas.
Ya hemos dicho que en nuestro propio país hay indicios que anuncian la existencia de nuevas corrientes de pensamiento independiente y progresista entre los militares. El PCS los saluda y les dice que estaremos juntos combatiendo por liberar a la Patria del predominio de 1a oligarquía y el imperialismo, por construir una sociedad justa y una nación independiente y democrática.
En Portugal, la alianza del Partido Comunista y el Movimiento de la Fuerza Armada, constituye el pilar y la clave de los sucesivos y sorprendentes avances revolucionarios, que han arrancado el aplauso y la admiración de toda la humanidad progresista. Las resueltas y enérgicas acciones del Partido Comunista Portugués son un modelo de conducta revolucionaria para nosotros y, creemos, para todos los comunistas latinoamericanos.
Permítanme saludar a loa camaradas portugueses desde esta tribuna de los comunistas salvadoreños.
Ahora, el imperialismo yanqui no solo sufre las graves consecuencias de una honda crisis económica, sino que ha visto rodar por los suelos su autoridad y su prestigio en todos los continentes. El reciente fracaso de la publicitada gira diplomática de Kissinger en el Medio Oriente, diplomacia orientada a dividir a los pueblos árabes aprovechando las vacilaciones y la inconsecuencias del presidente egipcio Sadat, subraya de un modo especial la crisis política que sufre el imperialismo a nivel mundial.
Ahora, está triunfando la política de coexistencia pacífica leninista aplicada invariablemente y visionariamente por al Unión Soviética. esta política amarra y dificulta las pretensiones guerreristas del imperialismo alejando para la Humanidad el terrible peligro de una conflagración nuclear; y, al mismo tiempo, ofrece a los pueblos condiciones favorables para proseguir avanzando por el camino de su propia revolución.
Ahora marchan contra el imperialismo las más diversas fuerzas sociales y políticas. En América Latina los más diversos gobiernos adoptan una línea independiente, rompiendo con el dictado de Washington . Los gobiernos de Venezuela, México, Jamaica, Guyana y, aunque con menos beligerancia, los de Argentina, Colombia y Costa Rica, que sin ser gobiernos revolucionarios, asumen un papel combativo, en defensa de la soberanía y las riquezas nacionales, una política exterior contraria al bloqueo anti-cubano y en general, anti-socialista, impuesta por el gobierno de los Estados Unidos en los años pasados.
Ahora los reveses que la revolución sufre no pueden ser ni muy exitosos para la reacción, ni muy duraderos. Un ejemplo claro en este sentido es el fracaso económico, diplomático y político de la Junta fascista que encabeza Pinochet en Chile.
El Partido Comunista de Chile se ha reagrupado y, restañadas sus heridas, se incorpora de un modo creciente al combate.
Los comunistas salvadoreños saludamos a los comunistas chilenos, especialmente al compañero Luís Corvalan y a todos los presos políticos, a todos los patriotas de las distintas corrientes ideológicas y partidos que ahora unen su lucha contra el fascismo.
Tampoco en Uruguay puede considerarse consolidado el podar de los militares derechistas fascistoides y del pelele Bordaberry; en Brasil los gorilas fascistas han comenzado a sufrir claras derrotas políticas, a pesar de toda su sanguinaria represión, de sus torturas y crímenes. El llamado ‘milagro brasileño” ha sido desinflado por la crisis económica. Los comunistas uruguayos y brasileños son la fuerza más organizada y firme en sus países, son los motores incesantes de la lucha de sus pueblos.
Nosotros, los comunistas salvadoreños, saludamos a los camaradas uruguayos y brasileños, especialmente a Rodney Arismendi, recién liberado de la prisión por la lucha de su pueblo y la solidaridad internacional y al infatigable y legendario compañero Luís Carlos Prestes.
Ahora en Centroamérica hay partidos comunistas en lo cinco países. Somos partidos hermanos que nos prestamos estrecha colaboración y apoyo, que nos reunimos con frecuencia para deliberar sobre los problemas comunes de nuestros pueblos.
El Partido Guatemalteco del Trabajo sufre una feroz campaña de exterminio de parte de los sucesivos gobiernos ultra-reaccionarios y títeres de la CIA y el Pentágono, desde el derrocamiento de Arbenz en 1954. Apenas hace unos cuantos meses fue asesinado el querido compañero Huberto Alvarado, Secretario General del PGT, con quien nos unían lazos de una vieja y siempre calurosa camaradería. Dos años antes habían sido asesinados seis de los más antiguos y experimentados dirigentes del PGT, encabezados por Bernardo Alvarado Monzón, entonces también Secretario General de su Partido Pero el PGT vive y combate, sabrá sobreponerse a los reveses y ocupar el lugar de vanguardia en la lucha liberadora victoriosa del pueblo guatemalteco.
Los comunistas salvadoreños, todo el PCS, inclina sus banderas en este 45 aniversario de su fundación, en señal de homenaje y duelo por la muerte de estos queridos compañeros dirigentes del PGT y por la muerte de tantos miles de comunistas y patriotas sin partido del hermano pueblo de Guatemala.
El. Partido Socialista Nicaragüense, partido de los comunistas, se enfrenta a la más antigua, más grosera y mas maniobrera tiranía centroamericana, a la tiranía de Anastasio Somoza. Pero los comunistas nicaragüenses, haciendo honor a su título, han sabido encontrar el camino para promover la unificación de amplias fuerzas anti-somocistas y la opinión internacional ha conocido, no sin cierta sorpresa, como en Nicaragua se alza frente a Somoza una lucha creciente, obligándolo a medidas desesperadas que lo desenmascaran más ante su pueblo y ante la conciencia centroamericana y continental.
Los comunistas salvadoreños sentimos como propios los avances y los sufrimientos de los compañeros nicaragüenses y queremos ahora enviarles nuestro saludo fraterno, nuestra felicitación por sus progresos.
Con el Partido Comunista de Honduras nos unen vínculos y relaciones muy estrechas. Nuestros dos Partidos han dado muestras de internacionalismo militante en las condiciones de chovinismo desenfrenado creadas a raíz de la guerra de 1969. Nos ayudamos mutuamente y hemos adoptado una política común frente a ese conflicto, que incluye una propuesta concreta de solución pacífica basada en los intereses esenciales de nuestros dos pueblos.
No queremos dejar pasar esta ocasión sin expresar desde esta tribuna comunista un caluroso saludo al Partido Comunista de Honduras.
Con el Partido Vanguardia Popular de Costa Rica, ha mantenido el PCS, desde hace muchos años, una relación viva y camaredil. Los comunistas costarricenses han manifestado siempre una actitud muy fraternal y cooperativa hacia nosotros, nos han ayudado muchas veces. Nosotros queremos expresarles desde aquí nuestros saludos comunistas.
Ahora la clase obrera, los campesinos, las capas medias han logrado reconstruir en lo fundamental sus organizaciones sociales y políticas destruidas en 1932 y largamente ausentes de la vida nacional. El pueblo salvadoreño cuenta hoy con partidos democráticos, con sindicatos, con organizaciones campesinas, con organización de los maestros y de los empleados públicos y municipales, con organizaciones de la juventud (estudiantiles y de trabajadores), con organizaciones culturales progresistas, con organizaciones revolucionarias de variado tipo, etc. Los comunistas estamos incondicionalmente a favor de la unidad y el desarrollo de todas estas fuerzas populares y en primer lugar a favor de la unidad del movimiento obrero y de su firme alianza combativa con el movimiento campesino; los comunistas estamos decididamente a favor de la unificación de todas las fuerzas democráticas y revolucionarias en un amplio frente único para conquistar un gobierno democrático, anti-imperialista y anti-oligárquico. Nosotros hemos contribuido y continuaremos contribuyendo a este gran proceso unificador y constatamos con alegría que avanza, a pesar de las maniobras divisionistas del enemigo y también a pesar del obstinado sectarismo de algunos revolucionarios.
Ahora el propio PCS no es el partido recién formado e inexperto. El PCS es hoy una organización madura y experimentada. El PCS no está hoy aislado ni solo, sino que cuenta con múltiples y multifacéticas alianzas, forma parte del bando general del pueblo salvadoreño, del frente común de las fuerzas de la democracia y el progreso social.
Todo esto tenemos ahora a favor de los comunistas salvadoreños de 1975, a diferencia de los ejemplares fundadores del PCS, que se enfrentaron a una enorme desventaja nacional e internacional. Pero no llegará la victoria por sí sola. Si ahora existen condiciones más favorables, si hay tanto a favor de la lucha revolucionaria, eso no reduce sino que aumenta la responsabilidad de los comunistas, porque convertir en realidad esa posibilidad que viene dada objetivamente por el proceso mundial y nacional, exige un gran trabajo organizativo, una gran combatividad frente al enemigo, una gran claridad política para analizar nuestra realidad, trazar orientaciones correctas a las masas e impedir que sean confundidas por el enemigo o por las tendencias desviacionistas seudorrevolucionarias o economicistas, exige una resuelta acción para superar nuestras debilidades y errores y para forjar la unidad de la clase obrera y de todo el pueblo.
El PCS deberá crecer mucho más ,deberá aumentar mucho más su calidad en todo sentido, para estar a la altura de la extraordinaria época revolucionaria actual.
En todas estas tareas corresponde a los comunistas el deber de estar en primera fila, el deber indeclinable de predicar no sólo con la palabra, sino sobre todo con su conducta diaria.
Es propio de los comunistas cumplir bien las tareas más difíciles. ¡Los comunistas salvadoreños y nuestro querido PCS, cumpliremos!
El partido Comunista de El Salvador es el partido del proletariado salvadoreño, es el único partido verdaderamente obrero en nuestro país y no sólo por definición teórica, sino por la composición obrera de sus filas; el PCS es también el partido de todo el pueblo trabajador, es el partido de la intelectualidad; es también un probado y templado destacamento del proletariado mundial que tiene el honor y el orgullo de ser miembro activo del Movimiento Comunista Internacional; el movimiento más poderoso y revolucionario de todos los tiempos, la fuerza que esta organizando y dirigiendo la transformación general de nuestro planeta: la liberación de la humanidad del vasallaje imperialista y de la explotación del hombre por el hombre, tras la que se abre la era del socialismo y el comunismo, el abandono de la pre-historia y la entrada triunfal del hombre en la historia.
El Partido Comunista de El Salvador no puede ser destruido porque el pueblo trabajador no puede ser destruido, porque no puede ser paralizado y mucho menos destruido el proceso revolucionario mundial; porque es indestructible la teoría científica revolucionaria del marxismo leninismo y son inmortales las geniales ideas liberadoras de Marx, Engels y Lenin.
Solo los miopes, los delirantes obcecados, los criminales aprendices de Hitler y ahora de Pinochet, pueden abrigar la podrida esperanza de destruir al Partido Comunista.
Agustín Farabundo Martí, Mario Zapata, Alfonso Luna, Francisco Sánchez,_Feliciano Ama, Alberto Gualán, Rafael Bondanza, Gabriel Eméstica, Alfonso Navas, Manuel Bonilla, Marcelino Hernández, Santiago Granillo, y tantos miles de comunistas, cayeron en 1932 y los años siguientes. Saúl Santiago Contreras, Oscar Gilberto Martínez Carranza, Alberto Vásquez Cárcamo, Juan Pío Aparicio, Carlos Humberto Rivera, Luís Napoleón Moreno, Jorge Alberto Morán Cornejo fueron asesinados en los años recientes. Ofrendaron sus vidas para abrir a la clase obrera y al pueblo salvadoreño la ruta de su liberación, ¡el futuro socialista y comunista!
¡Ellos murieron para que el PCS viviera!
Raúl Castellanos Figueroa, un ejemplar intelectual revolucionario, dedicó lo mejor de su juventud y desde entonces todos los momentos de su vida y su talento para fortalecer y desarrollar a su partido, el PCS. Segundo Ramírez y Modesto Ramírez, dos jornaleros agrícolas, dedicaron sus largas y ejemplares vidas a la causa de nuestro Partido, que es la causa del pueblo salvadoreño.
Son muchos los camaradas que hoy sacrifican todo por el PCS. De día y de noche, bajo el peligro, corriendo todos los riesgos y dispuestos a enfrentarse con lo que sea, los comunistas trabajan, en la mayoría de casos anónimos, , haciendo una paciente labor, para construir un poderoso PCS y sentar las sólidas bases de la victoria revolucionaria ya cercana al pueblo salvadoreño.
Por eso, al rendir homenaje a nuestros heroicos muertos, yo pienso que también debemos homenajear a nuestros heroicos cuadros vivos, que trabajan abnegadamente en medio de privaciones y peligros para que el futuro revolucionario llegue bien y llegue pronto.
Al cumplir 45 años de lucha ininterrumpida, el PCS saluda al sufrido y combativo pueh1 salvadoreño, a sus organizaciones políticas y sociales y les dice: ¡La victoria está cercana; hay condiciones favorables para conquistar un gobierno democrático y revolucionario; luchemos unidos por hacer realidad esta posibilidad madura!
¡ VIVA EL PUEBLO SALVADOREÑO
¡ VIVA EL P. C. S.!
¡VIVA EL MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL!
¡VIVA EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO!
¡ VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
¡VIVA EL MARXISMO LENINISMO!
San Salvador, 28 de marzo de 1975.