A manera de Prólogo
La página
de Javier Heraud es una página de los pueblos oprimidos del mundo.
De los que no tienen voz. La vida y obra de este joven poeta guerrillero
jamás quedará en el olvido. La Literatura decadente y rapaz,
propia de la burguesía, trata de silenciar por todos los medios
posibles el nombre luminoso y enhiesto de Javier Heraud. No lo lograrán.
Ellos mismos quisieron arrancarlo de este mundo, pero lo único que
obtuvieron fue el repudio de esta América insurrecta, la de esa
inmensa masa de campesinos, obreros, niños, ancianos, gente simple.
De todo ese pueblo que carga en sus espaldas las injusticias de la humanidad.
Que soporta de pie la insolencia y el descaro de los poderosos. De los
dueños del mundo; de aquellos que exprimen la ternura de los pueblos,
de aquellos que pisotean la esperanza, que mutilan el clavel, que rechazan
el abrazo de los hombres, que saquean la dignidad de las conciencias, de
aquellos que se sientan en la mesa del poder. Que deciden y ejecutan bajo
las comodidades que da ser amo y señor, volviéndose responsables
diectos del porvenir de la sociedad.
Cuenta la historia
de un pueblo que cuando una estrella fugaz surcaba sus cielos todos los
niños se reunían y preguntaban al más anciano el significado
de dicha estrella fugaz. Entonces el viejo, con la experiencia que le da
los años decía a los inquietos niños: "Esa estrella
fugaz fue un niño como ustedes, que un día, debido a la oscuridad
de la noche, decidió dejar de ser niño para volverse estrella.
Pero no una estrella como todas, sino una estrella fugaz que recorra el
mundo para llevar luz donde exista oscuridad, una estrella fugaz porque
fugaz fue su vida en la tierra, fugaz fue su vida de niño, pero
que nunca envejecerá como yo, ni morirá con los años".
Entonces los niños del pueblo entre la tristeza y la admiración
por el niño que dejó su vida por ser estrella preguntaron:
"¿No es acaso la vida mas importante que la muerte?, ¿Porqué
el niño busco la muerte?". Y el anciano respondió:
"El niño no ha muerto, nunca morirá, porque cuando se acabe
la oscuridad, cuando las tinieblas dejen de reinar en este mundo; la estrella
fugaz volverá a su tierra, volverá a ser niño y podrá
jugar de vuelta con ustedes como siempre debió de serlo. Mientras
tanto, necesitamos de millones de estrellas fugaces para acabar con las
tinieblas". Entonces los niños asentaron con la cabeza, con madurez,
sabiendo que habían aprendido algo importante de la vida y con el
deseo ferviente de ser un día una estrella.
El asesinato
de Javier Heraud nos enseñó una cosa; que cuando el ser humano
se decide escalar las altas cumbres no hay nadie quien lo detenga. Ni la
traición ni el crimen. Es que las balas no pueden matar el infinito,
ni apagar una estrella. Muy por el contrario, la luz que irradia
se vuelve más luminosa día a día, año tras
año, porque en sus destellos de fulgor deja regado por el mundo
la claridad de su mensaje.Y el mensaje de Javier fue claro, puro y cristalino.
Este esfuerzo de publicar la vida y obra de Javier Heraud no cumplirá su función si es es que, al menos, no recibimos una mensaje de aliento, solidaridad y , porque no, discrepancias por parte de los lectores de estas páginas. Como diría el guerrillero heroíco: "Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que nuestros golpes fueran más solidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo a los pueblos en lucha fuera aún más efectiva, ¡qué grande sería el futuro y qué cercano!". Acerquemos a este mundo, juntemos nuestros puños, cantemos a una sola voz, unamonos a esta noble tarea y empecemos con el deber moral de cultivar la palabra entre nosotros. Escribe a:
Nosotros cumpliremos con todos.
Por otro lado. Cualquier documento, comentario, sugerencia o campaña en favor de presos políticos, desaparecidos y torturados alrededor el Mundo lo aceptaremos y lo difundiremos con la convicción de los que defienden las causas justas y con la seguridad que, como dicen por ahí, la única lucha que se pierde es la que se abandona.