OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III |
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LA GUERRA CIVIL EN LA CHINA*
Para que se le ratifiquen de nuevo sus pode res, Chang Kai Shek ha renunciado por enésima vez. La renuncia es el arma que mejor esgrime dentro de su partido. En todas las situaciones difíciles, Chang Kai Shek hace uso de ella con provecho inmediato para los fines de su caudillaje, bastante maltrecho con la larga serie de fracasos que siguen a la toma de Shanghai y al golpe de estado de 1927. El programa de la dictadura de Chang Kai Shek era la unificación de la China bajo un gobierno nacionalista que formalmente detentara los lemas del antiguo Kuo-Ming-Tang. Para obtener esta unificación, Chang Kai Shek no retrocedió ante ninguna transacción. Comenzó por capitular ante los imperialismos extranjeros que pronto reconocieron en él un aliado y un servidor incondicional. La China, dividida y desgarrada por la guerra civil, denuncia cotidianamente la quiebra de este programa. La Manchuria sigue constituyendo, como en los tiempos de Chang So Ling, un Estado aparte. La provocación primero y la cesación después del estado de guerra con Rusia, han sido decididas por Mukden y no por Nan-king. La lucha de facciones y de caudillos renace implacable. El proletariado, pese al régimen de terror de Chang Kai Shek, continúa su acción de clase. Aunque otra vez Chang Kai Shek domine a Feng Yuh Siang y sus demás adversarios, el gobierno de Nanking no alcanzará la estabilidad a que aspira. El fermento revolucionario seguirá trabajando en la situación social, económica y política de la inmensa república feudal de los chinos. La rivalidad y la potencia de los caudillos militares no son sino una consecuencia de esa situación que el triunfo temporal de uno de esos condottieres no modificará sustancialmente. La China no reserva sino sorpresas a los observadores occidentales que la contemplan des-de su particular punto de vista. El optimismo de los imperialistas anunció con demasiada prisa la unificación de la China bajo el general que acababa de probar su ferocidad reaccionaria masacrando en Shanghai y Cantón a los organizadores obreros. Traicionado por Chang Kai Shek, el programa de Sun Yat Sen, puesto al día por sus legítimos herederos, tenía aún muchos adeptos vigilantes y fieles.
NOTA:
* Publicado en Mundial, Lima. 13 de Diciembre de 1929, en la sección "Lo que el cable no dice".
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