OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III |
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LA REPUBLICA DE MONGOLIA
Cuando el gobierno nacionalista, revisando apresuradamente la línea del Kuo Ming Tang despidió desgarbadamente a Borodin y sus otros consejeros rusos, las potencias capitalistas saludaron exultantes este signo del definitivo tramonto de la influencia soviética en la China. El ascendiente de la diplomacia soviética, la presencia activa de sus emisarios en Cantón, Peking y el mismo Mukden, eran la pesadilla de la política occidental. Chang Kai Shek aparecía como un hombre providencial porque aceptaba y asumía la misión de liquidar la influencia rusa en su país. Hoy, después del tratado ruso-chino, que pone término a la cuestión del ferrocarril oriental, la posición de Rusia en la China se presenta reforzada. Y de aquí el recelo que suscitan en Occidente los anuncios de la próxima creación de la República Soviética de la Mongolia. La Mongolia fue el centro de las actividades de los rusos blancos, después de las jornadas de Kolchak en la Siberia. Empezó luego, con la pacificación de la Siberia y la consolidación en todo su territorio del orden soviético, la penetración natural de la política bolchevique en Barga y Hailar. En este proceso, lo que el imperialismo capitalista se obstina en no ver es, sin duda, lo más importante: la acción espontánea del sentimiento de los pueblos de Oriente para organizarse nacionalmente, que sólo para la política soviética no es un peligro, pero a la que todas las políticas imperialistas temen como a la más sombría amenaza.
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