OBRAS COMPLETAS DE JOSE CARLOS MARIATEGUI |
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FIGURAS Y ASPECTOS DE LA VIDA MUNDIAL III |
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LA LIMITACION DE LOS ARMAMENTOS NAVALES
En otra estación se encuentra el debate sobre la limitación de los armamentos navales de las grandes potencias. La conferencia .de las cinco potencias vencedoras en la guerra mundial, —Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Francia e Italia—, que se reunirá en Londres no cuenta con más base de trabajo que el entendimiento angloamericano. Para arribar a un acuerdo de las cinco potencias, hace falta todavía concertar las reivindicaciones del Japón, Francia e Italia entre sí y con el equilibrio y la primacía de las escuadras de la Gran Bretaña y Estados Unidos. El Japón aspira una proporción mayor de la que estas dos potencias le han fijado. Francia resiste a la supresión del submarino como arma naval. Italia reclama la paridad franco-italiana. Anteriormente, Italia era también favorable al submarino; pero conforme a los últimos cablegramas parece ahora ganada a la tesis adversa. En cambio, se muestra irreductible en cuanto al derecho a tener una escuadra igual a la de Francia. Este derecho, por mucho tiempo, sería sólo teórico. Su uso estaría condicionado por las posibilidades económicas del país. Mas el gobierno fascista considera la paridad como una cuestión de prestigio. Un régimen que se propone restituir a Italia su rol imperial, no puede suscribir un pacto naval que la coloque en un rango inferior al de Francia. Francia, a su vez, sentiría afectado su prestigio político por la paridad de armamentos navales con Italia. Aceptar esta paridad sería consentir en una disminución de su jerarquía de gran potencia o convenir en la ascensión de Italia al lado de una Francia estacionaria no obstante la victoria de 1918. Tardieu no es el gobernante más dispuesto a este género de concesiones que podrían comprometer su compósita mayoría parlamentaria. Las perspectivas de la conferencia son, por tanto, muy oscuras. No existe sino un punto de partida: el acuerdo de los Estados Unidos y la Gran Bretaña para dividirse la supremacía marítima. Y, por supuesto, no es el caso de hablar absolutamente de desarme.
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